El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha iniciado una revisión formal del acuerdo AUKUS, el pacto trilateral de defensa firmado con Australia y el Reino Unido para la construcción y transferencia de submarinos de propulsión nuclear. La decisión, que se enmarca dentro de un reposicionamiento estratégico impulsado por la agenda “America First” de la actual administración de Donald Trump, fue confirmada por un vocero del Pentágono este miércoles, generando inmediata preocupación entre los aliados y críticas dentro del Congreso estadounidense.
Según el comunicado oficial, el objetivo de la revisión es “asegurar que esta iniciativa heredada de la administración anterior esté alineada con los principios de sentido común de la actual política exterior y de defensa de Estados Unidos”. Si bien no se brindaron detalles sobre quién liderará el proceso ni los plazos estipulados, el Pentágono indicó que el eje central será evaluar la preparación militar estadounidense y la capacidad de su base industrial para sostener el acuerdo.
El pacto AUKUS, anunciado en 2021, contempla la construcción conjunta de submarinos nucleares entre Reino Unido y Australia —estos últimos bajo el diseño SSN-AUKUS—, así como la venta temporal de submarinos clase Virginia por parte de Estados Unidos a Canberra. Además, la alianza prevé el desarrollo compartido de tecnologías estratégicas avanzadas, como computación cuántica, sistemas autónomos e hipersónicos.

La revisión llega en un momento delicado. Hace apenas una semana, el secretario de Defensa de EE. UU., Pete Hegseth, visitó Singapur y mantuvo múltiples reuniones con su par australiano, Richard Marles. Sin embargo, en un discurso clave sobre la política asiática de la administración Trump, Hegseth omitió toda mención al acuerdo AUKUS. Marles, entrevistado por Defense News, minimizó la omisión y aseguró que el programa sigue “encaminado”, destacando que ambos gobiernos han discutido ampliamente el asunto en los últimos meses.
En contraste, otras voces dentro del Departamento de Defensa han manifestado escepticismo sobre la viabilidad industrial del acuerdo. En su audiencia de confirmación en marzo, el subsecretario de Defensa para Políticas, Elbridge Colby, advirtió sobre las limitaciones actuales de la producción de submarinos nucleares en EE. UU. y señaló que, de no lograrse aumentar significativamente la capacidad de construcción, la transferencia a Australia podría debilitar a la flota estadounidense.
“Si no podemos producir los submarinos en cantidad y velocidad suficientes, se convierte en un serio problema. No queremos ver a nuestras fuerzas en una posición más débil”, remarcó Colby. Además, reclamó un aumento más acelerado del presupuesto de defensa australiano, actualmente proyectado al 2,4% del PBI para mediados de la próxima década. Desde Washington, se alienta a que esa cifra alcance el 3,5%.
Pese a las tensiones, el jefe del Comando Indo-Pacífico, almirante Samuel Paparo, defendió firmemente los beneficios del acuerdo durante su testimonio ante el Congreso en abril. “AUKUS representa una ventaja operativa clave: una base submarina en el Océano Índico que permite una respuesta más rápida en el Mar de China Meridional que desde Hawái o San Diego”, afirmó.
Para acelerar la implementación, tanto EE. UU. como Australia han destinado inversiones multimillonarias. Canberra comprometió unos USD 3.000 millones para reforzar la producción estadounidense de submarinos, un gesto destacado por Marles en sus declaraciones.
Mientras la embajada australiana evitó pronunciarse por el momento, el Reino Unido respondió con cautela: “Es comprensible que una nueva administración quiera revisar su enfoque ante una asociación de tal magnitud, como hizo el Reino Unido el año pasado”.
No obstante, el anuncio generó un fuerte rechazo entre legisladores demócratas. El senador Tim Kaine (Virginia) advirtió que cualquier debilitamiento del acuerdo sería un “regalo para China”, mientras que su colega Jeanne Shaheen (New Hampshire) remarcó que esta revisión podría socavar la posición global de Washington justo cuando aumentan las amenazas de Pekín y Moscú.
La revisión del AUKUS abre interrogantes cruciales sobre el futuro del equilibrio estratégico en el Indo-Pacífico y la consistencia del liderazgo estadounidense entre sus socios tradicionales.
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