La posibilidad de que China despliegue decenas de miles de drones autónomos contra bases estadounidenses en el Pacífico dejó de ser un mero ejercicio especulativo. Ante la amenaza real de un ataque coordinado y masivo con vehículos no tripulados —aéreos, navales y submarinos— las Fuerzas Armadas de EE.UU. y en especial el Ejército, están reformulando sus estrategias defensivas. En ese marco, el sistema Leonidas, un dispositivo de microondas desarrollado por la startup Epirus, se perfila como un actor clave en la futura guerra contra enjambres.
Los drones armados con explosivos, pequeñas ojivas o equipamiento de reconocimiento pueden lanzar un ataque relámpago que sobrepase cualquier sistema defensivo tradicional. Esto ya no es ficción. Lo advirtió Alex Miller, jefe de tecnología del Ejército estadounidense, quien considera esta amenaza una de las principales preocupaciones estratégicas actuales.

Tal como expuso Sam Dean en The Verge, el desarrollo de esta tecnología responde a la necesidad urgente de contrarrestar tácticas de guerra no convencional mediante soluciones de bajo costo, alta eficacia y rápida implementación.
El problema se agrava por el costo: un dron armado puede costar unos pocos cientos de dólares, mientras que los misiles para interceptarlos alcanzan cifras astronómicas. Esta desproporción es insostenible, incluso para un presupuesto militar que podría superar el billón de dólares el próximo año.
Tecnología disruptiva: el “zapper” de drones
Epirus desarrolló un sistema de microondas de alta potencia llamado Leonidas, que puede neutralizar múltiples drones simultáneamente sin necesidad de proyectiles ni misiles. Su funcionamiento se basa en una matriz de amplificadores de microondas fabricados con nitruro de galio, un semiconductor capaz de soportar altas tensiones y temperaturas. La energía se concentra en un haz electromagnético que interfiere con los sistemas eléctricos de los drones enemigos, forzándolos a caer sin explosiones ni escombros.

El dispositivo fue diseñado para montarse sobre remolques o vehículos tácticos como el Stryker, y ya se están desarrollando versiones más pequeñas, incluso aéreas. En mayo, se realizaron pruebas en vivo en Filipinas, y actualmente el Leonidas se encuentra desplegado en zonas estratégicas del Medio Oriente y el Pacífico para evaluaciones de campo.
Una nueva era de defensa electrónica
Desde la batalla de Mosul en 2016, cuando combatientes del Estado Islámico usaron drones comerciales con granadas, el Ejército estadounidense viene monitoreando la evolución de esta amenaza. La guerra en Ucrania demostró que el uso masivo y barato de drones suicidas puede transformar el campo de batalla: pequeñas aeronaves cargadas con explosivos destruyen tanques, vehículos y posiciones militares sin necesidad de medios sofisticados.

En respuesta, el Pentágono ha impulsado el desarrollo de diversas tecnologías: drones interceptores, sistemas de redes atrapadoras, cañones Gatling guiados, interferencias GPS, láseres de alta precisión y, ahora, microondas.
China también avanza
Mientras tanto, China desarrolla su propio sistema de microondas de alta potencia conocido como Hurricane, revelado en una feria militar en 2024. Esta carrera tecnológica anticipa un futuro en el que los escudos electrónicos serán tan comunes como los misiles o los sistemas antiaéreos.
La amenaza de enjambres es real. La defensa contra ellos será, como dijo Miller, tan cotidiana como lo fue la lucha contra los explosivos improvisados en Afganistán e Irak. Y si el sistema de Epirus cumple lo que promete, podría cambiar la forma en que se libran las guerras en esta década.
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