A menos de un mes de la Cumbre de La Haya, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sigue sin detectar movimientos concretos por parte de Estados Unidos para retirar tropas del continente europeo y redirigirlas hacia el Indo-Pacífico.

“Una cuestión clave sería planificar eso con antelación”, sostuvo Dragone, remarcando que cualquier modificación en la postura de defensa estadounidense obligaría a la OTAN a “reorientarse y reequilibrarse”.
El almirante italiano, en funciones desde enero, ofreció estas declaraciones durante su visita a Washington junto a otros altos mandos de la OTAN, quienes mantuvieron reuniones con autoridades del Pentágono, incluyendo al vicepresidente del Estado Mayor Conjunto, Christopher Grady.
La creciente atención de Estados Unidos sobre China reabre debates dentro de la Alianza Atlántica
El giro estratégico de Estados Unidos hacia Asia viene cobrando fuerza en los últimos meses, en detrimento del enfoque tradicional en Europa y Rusia, a partir fragmentos filtrados de una estrategia de defensa provisional estadounidense, basada en un informe de la Heritage Foundation, que plantea explícitamente el uso dual de unidades militares: aquellas actualmente comprometidas con los planes defensivos de la OTAN podrían ser destinadas también a disuadir una posible invasión de Taiwán.

Aunque Dragone afirmó que no existen evidencias de que el Pentágono haya comenzado a ejecutar estos planes, reconoció que los socios europeos deben prepararse para asumir más peso en la defensa colectiva, destacando el aumento sostenido del gasto militar de los aliados desde el inicio de la guerra en Ucrania: actualmente, 22 de los 32 Estados miembros alcanzan el objetivo del 2% del PIB destinado a defensa.
Tensiones presupuestarias y exigencias políticas en torno al gasto en defensa
No obstante, la meta del 2% ya no resulta suficiente para algunos miembros de la alianza. El presidente estadounidense Donald Trump ha reiterado su pedido para que los países incrementen esa cifra al 5%, mientras que el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, evalúa una propuesta intermedia: destinar el 3,5% del PIB a defensa convencional y un 1,5% adicional a medidas de seguridad relacionadas.

Italia, país natal de Dragone, es uno de los diez aliados que aún no alcanza el umbral mínimo, con un gasto proyectado de 1,49% del PIB en 2024, aunque la primera ministra Giorgia Meloni se comprometió a alcanzar el 2% durante el año en curso, en línea con las exigencias de la alianza.
La presión rusa persiste y condiciona el margen de acción de la OTAN
En paralelo, la amenaza rusa sigue siendo un factor central en la planificación estratégica de la OTAN. Dragone indicó que Moscú continúa sufriendo pérdidas importantes en el frente ucraniano, con entre 1.000 y 1.200 soldados caídos por día. No obstante, advirtió que Rusia mantiene su capacidad para reconstruir sus fuerzas, incluso en caso de que se alcance un acuerdo de paz.

Aunque en un escenario ideal podría lograrlo en tres años, Dragone estima que el plazo más realista se ubica entre cinco y siete años.
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