Dos grandes figuras del sistema internacional, Donald Trump y el Papa Francisco supieron llevar adelante una relación caracterizada por formidables tensiones en el plano político y religioso. Si bien el vínculo inicial entre ambos no mostró mayores inconvenientes, la campaña de Trump para construir un muro en su frontera con México fue ampliamente criticada por el entonces sumo pontífice. Tras el fallecimiento del Papa argentino, recopilamos las principales crónicas del vínculo entre ambos líderes.

Francisco, el Papa de los pobres

“Una persona que piensa únicamente en construir muros, […] y no en construir puentes, no es cristiana”. Consecuente con su visión y concepción de la fe cristiana, el Papa se expresó de esta manera al tomar conocimiento de uno de los planes de campaña más controversiales de la administración Trump: construir un enorme muro en su frontera sur, pagado, según el magnate, por México. La respuesta de Trump no tardó en llegar. “Que un líder religioso cuestione la fe de una persona es lamentable”, afirmó el actual presidente.

El Papa Francisco (derecha) posa junto al presidente Donald Trump (centro), la primera dama Melania Trump e Ivanka Trump al finalizar una audiencia privada en el Vaticano, el 24 de mayo de 2017. Créditos: Evan Vucci/Pool/AFP/Getty

El primer, y único encuentro presencial, entre el mandatario republicano y el Papa tuvo lugar en mayo de 2017, cuando el primero realizó una visita protocolar al Vaticano. En una jornada cordial, que dejó una fotografía viral por la expresión de ambos protagonistas, Francisco y Trump parecieron limar asperezas. La reunión, sin embargo, no estuvo completamente exenta de tintes políticos.

El Papa le entregó como regalo a Trump una copia de su encíclica sobre la protección del medio ambiente, un gesto que fue interpretado como un intento de Francisco por impulsar al presidente estadounidense a asumir un compromiso más firme frente al cambio climático. Francisco también le entregó a Trump una medalla con la imagen de un olivo, que describió como “un símbolo de paz”. “Nos vendría bien la paz”, respondió Trump. Al despedirse, le dijo al Papa: “No voy a olvidar lo que me dijiste”.

Deportaciones masivas e inmigración: una “grave crisis”

Tras la reelección de Trump, el Papa Francisco lanzó una dura crítica a los planes de su administración para llevar a cabo deportaciones masivas. Advirtió que esa medida despojaría a los migrantes de su dignidad inherente y que “terminaría mal”. El juicio del sumo pontífice fue particularmente contundente y llegó en forma de carta dirigida a los obispos estadounidenses en febrero, donde calificó el plan como una “grave crisis”.

Créditos: Getty/Newsweek

Además, pareció cuestionar directamente al vicepresidente JD Vance, quien había defendido las deportaciones desde una perspectiva teológica. “El amor cristiano no es una expansión concéntrica de intereses que, poco a poco, se extienden hacia otras personas y grupos”, escribió el Papa.

Si bien la estridencia desprendida de algunas interacciones entre el Papa y el presidente estadounidense demuestran algunas reminiscencias con la apertura de Francisco en el desempeño de sus labores y los cuestionamientos de los sectores más conservadores de la iglesia, lo cierto es que la despedida al pontífice, colmada de respeto y elogios, fue unánime en todo el mundo.

Tras el fallecimiento del Papa, Trump emitió una proclama ordenando que las banderas en la Casa Blanca, así como en instalaciones federales y militares dentro y fuera del país, ondeen a media asta hasta la puesta del sol del día del entierro. Durante el tradicional evento de Pascua en la Casa Blanca, Trump se refirió al Papa Francisco como “un muy buen hombre que amó profundamente al mundo, especialmente a quienes atravesaban momentos difíciles, y eso me parece bien”.

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