En un nuevo capítulo de la escalada comercial entre China y Estados Unidos, Beijing ha decidido imponer restricciones a la exportación de minerales críticos, particularmente tierras raras, esenciales para la industria militar estadounidense. Esta medida, interpretada como una represalia directa ante el aumento arancelario impulsado por el gobierno de Donald Trump, expone una vulnerabilidad estructural en la cadena de suministros de defensa de Washington y podría tener consecuencias inmediatas en programas clave como la fabricación de cazas F-35, misiles de precisión y tecnologías emergentes como drones eléctricos.

Las tierras raras, un conjunto de 17 elementos como neodimio, disprosio, escandio o itrio, son fundamentales en la producción de imanes de alto rendimiento, utilizados en motores de aviones de combate, sistemas de navegación de misiles, recubrimientos de alta temperatura para turbinas y componentes láser. Su dominio es tan decisivo que el Departamento de Defensa estadounidense estima que cada caza F-35 contiene cerca de 900 libras (más de 400 kg) de materiales derivados de estas tierras raras. Algunos submarinos, incluso, necesitan más de 4 toneladas para su funcionamiento.

Actualmente, China controla aproximadamente el 90% de la producción mundial de imanes de tierras raras y el 100% del refinado de los seis metales pesados incluidos en las nuevas restricciones. La decisión de exigir licencias especiales para la exportación de estos recursos es un claro mensaje de poder geoeconómico: buena parte del complejo militar-industrial estadounidense depende, irónicamente, del suministro chino.

“Esto es enormemente significativo para nuestra seguridad nacional”, advirtió Gracelin Baskaran, directora del Programa de Seguridad de Minerales Críticos del Center for Strategic and International Studies (CSIS). El impacto potencial es amplio y profundo: cada retraso o encarecimiento en el acceso a estos materiales puede comprometer cronogramas de producción, elevar costos y, en el peor de los casos, dejar inoperativas capacidades militares clave.

En sectores como el de los misiles guiados de precisión del Ejército o los drones de propulsión eléctrica adoptados por los Marines, los imanes basados en tierras raras resultan directamente irremplazables. La decisión china actúa, por tanto, como un “disparo de advertencia”, con capacidad de escalar hacia medidas aún más drásticas como aranceles adicionales, cuotas de exportación o bloqueos totales.

Si bien tanto el Pentágono como contratistas como Lockheed Martin y Raytheon mantienen reservas de estos materiales, los expertos advierten que solo alcanzarían para sostener la producción por meses, no por años. La industria estadounidense, que lideró la producción global de tierras raras hasta la década del 2000 con la mina de Mountain Pass en California, cedió espacio a China, que ahora domina no solo la extracción, sino también el procesamiento y la manufactura asociada.

Aaron Jerome, operador de metales estratégicos de Lipmann Walton & Co., recordó el incidente de 2022, cuando se suspendieron temporalmente las entregas de cazas F-35 luego de descubrirse un componente magnético con aleación china en su sistema de potencia integrada, en violación de normas federales de adquisiciones de defensa. Aunque el Pentágono posteriormente autorizó la continuidad de las entregas, el caso reveló cuán difícil resulta desvincularse completamente de la red de abastecimiento china.

Con la reciente exigencia de licencias de exportación, los precios de estos materiales podrían dispararse en el corto plazo, afectando la rentabilidad y previsibilidad de programas militares a gran escala.

Frente a este panorama, EE.UU. ha intentado reactivar su industria de tierras raras mediante inversiones públicas y privadas. Desde la administración Trump hasta la presidencia de Biden, se han destinado fondos para la extracción, procesamiento y refinado doméstico, pero la producción aún no se acerca a los volúmenes chinos.

La Asociación de Industrias Aeroespaciales, que representa a los principales contratistas de defensa, lleva años advirtiendo sobre esta dependencia estratégica. “El liderazgo global de Estados Unidos en defensa y aeronáutica depende de una cadena de suministros segura y resiliente, especialmente en minerales críticos”, expresó su presidente, Eric Fanning.

El Pentágono ha aumentado sus reservas estratégicas desde el incidente con Japón en 2010, cuando Beijing suspendió el envío de tierras raras tras un conflicto diplomático, pero los especialistas insisten en que no son suficientes. “Tenemos más que hace 15 años, pero no durarán lo necesario”, afirmó Dan Blumenthal, del American Enterprise Institute. “Las empresas de defensa deberían estar realmente preocupadas”, añadió.

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Redacción
Equipo de redacción de Escenario Mundial. Contacto: info@escenariointernacional.com

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