Las recientes declaraciones de Donald Trump sobre la soberanía de Dinamarca en Groenlandia volvieron a poner en el eje del debate internacional las intenciones de Estados Unidos por sobre el Ártico y la importancia geopolítica del territorio. En un reciente encuentro en la Casa Blanca con Mark Rutte, Secretario General de la OTAN, Trump declaró que “la anexión de Groenlandia sucederá”. 

“Nosotros lo necesitamos por la seguridad internacional, tenemos a nuestros jugadores favoritos cruzando la costa y tenemos que tener cuidado”, sostuvo. Además, habló sobre la potestad de Dinamarca por sobre Groenlandia y sus derechos por sobre la isla, cuestionando que “no es cierto”. En respuesta, Rutte destacó que “el efecto de que los siete países árticos trabajen juntos en esto bajo el liderazgo de Estados Unidos, es muy importante para garantizar que esa parte del mundo se mantenga segura”.

Los recientes dichos de Trump vienen manifestándose desde hace tiempo, principalmente desde su campaña a la presidencia. Su administración considera que Groenlandia es crucial para la seguridad nacional estadounidense, y las crecientes tensiones sobre el Ártico son un ejemplo de ello. Principalmente, por la presencia de las naciones antárticas. 

Las relaciones en el continente blanco y la presión de Estados Unidos 

Para comprender mejor la dinámica geopolítica del Ártico y las reclamaciones de Trump en Groenlandia es crucial entender el funcionamiento jurídico-político de la región. En total, ocho países se encuentran en el Círculo Polar Ártico: los Cinco Árticos -Canadá, Dinamarca (a través de Groenlandia y las Islas Feroe), Noruega, Rusia y Estados Unidos. Finlandia, Suecia e Islandia tienen territorio, pero ninguna costa significativa.

Créditos: National Snow and Ice Data Center

Sin embargo, ninguno de estos Estados es “dueño” del Ártico; ejercen sus derechos territoriales y económicos, pero sólo los Cinco Árticos pueden explotar recursos naturales vivos y no vivos de sus Zonas Económicas Exclusivas (ZEE), “lo que incluye derechos de pesca, prospección de petróleo y gas y la posibilidad de establecer infraestructuras de energías renovables en alta mar”. 

Estos Estados también forman el Consejo Ártico, un foro intergubernamental creado en 1996 para fomentar la cooperación entre gobiernos, pueblos indígenas y otros habitantes de la región. Funciona como “plataforma de diálogo”, aunque las relaciones científicas y diplomáticas en el Ártico se han tensionado por conflictos ajenos al territorio entre los Estados con capacidad allí (como la actual guerra entre Rusia y Ucrania, por ejemplo). 

¿El fin de las relaciones pacíficas en el Ártico?

Las actuales tensas relaciones son el resultado de un “aumento de la competencia entre grandes potencias, algo así como una vuelta a los malos tiempos de abandonar lo que fue un proyecto muy exitoso de cooperación panártica que se estableció tras el final de la Guerra Fría”, según el politólogo de la Universidad de Victoria, Will Greaves. 

La cooperación de antaño en el continente se ve en una encrucijada debido a las tensiones latentes entre los Estados allí partícipes, como Rusia y Estados Unidos o la creciente presencia de China en el Ártico, lo cual Trump considera una amenaza a su seguridad nacional. A este contexto se suman las crecientes presiones de Trump sobre Groenlandia y la disputa con Dinamarca, otra nación muy presente en el Ártico. 

Créditos: Canva/Fzanskar

A esta dinámica política se suma la relevancia del territorio en materia de recursos naturales. Frente al avance del cambio climático, el Ártico se transforma rápidamente. El deshielo es cada vez más significativo, lo que promueve la posible apertura de nuevas rutas comerciales y posibles exploraciones en materia de petróleo, gas y otros recursos. 

El interés en el continente aumenta día a día, y así también resurgen las tensiones geopolíticas sobre el territorio. Las declaraciones de Trump reflejan el interés estratégico de Estados Unidos en Groenlandia y en el Ártico en conjunto, mientras que la cooperación internacional y la diplomacia se transforman en rivalidades en una región históricamente pacífica. 

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Valentina Borghi Ponti
Licenciada en Gobierno y Relaciones Internacionales (UADE). Docente universitaria, con interés en Defensa, Seguridad Internacional, la geopolítica y los recursos energéticos.

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