En un escenario político tenso previo a las elecciones presidenciales y parlamentarias de Taiwán programadas para el 13 de enero, las tensiones entre Taipei y Beijing se intensifican. Taiwán ha levantado la voz, denunciando a China por practicar lo que describe como “coerción económica” en medio de acusaciones mutuas y una relación ya de por sí complicada.
Acusaciones encontradas
Las alarmas se encendieron cuando China, con una declaración del Ministerio de Finanzas, anunció que suspendería los recortes arancelarios para 12 productos químicos, incluidos elementos como el acrílico y el p-xileno, a partir del 1 de enero. Esta acción fue justificada por China, argumentando que Taiwán había impuesto “prohibiciones y restricciones discriminatorias” que violaban un acuerdo comercial de 2010 entre ambas partes.
Taiwán, por su parte, no tardó en responder. La Oficina de Negociaciones Comerciales de Taiwán condenó esta movida de Beijing, calificándola de una “típica coacción económica”. Además, instó a China a dejar de lado su “manipulación política unilateral” y a retomar las conversaciones dentro del marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), entidad a la que ambas naciones pertenecen.
“Injusto y opaco”
No obstante, el tono de las acusaciones se elevó cuando Taiwán señaló que el proceso investigativo de China había sido “injusto, opaco y no conforme a las normas internacionales”. Una acusación contundente que pone de manifiesto la gravedad del conflicto.