El martes por la noche, el presidente Joe Biden exhortó al Congreso a trabajar junto con él para “terminar el trabajo de reconstruir la economía y unir a la nación”. En un discurso sobre el Estado de la Unión destinado a tranquilizar a un país acosado por el pesimismo y la tensión política. 

El mismo duró 73 minutos y buscó retratar una nación mejorada desde que el mandatario norteamericano asumió hace dos años: de una economía tambaleante a una próspera con nuevos empleos; de una nación paralizada y cansada de la pandemia a una que ahora ha reabierto, y una democracia que ha sobrevivido a su mayor prueba desde la Guerra Civil.

En este sentido, en un fragmento de su discurso, Biden sostuvo: “Amigos, la historia de Estados Unidos es una historia de progreso y resiliencia. De siempre avanzar. De nunca, nunca, darse por vencido”, y continuó,“Es una historia única entre todas las naciones. Somos el único país que ha salido de cada crisis en la que hemos entrado más fuertes que cuando entramos en ella”.

Esto se da en el marco de una posible candidatura por parte de Joe Biden a la reelección, y en donde el mandatario trató de demostrarle a una nación escéptica que su administración ha dado resultados tanto en el país como en el extranjero. En línea a esto, destacó la creación récord de empleos durante su mandato a medida que el país salió de la pandemia de COVID-19, y señaló áreas de progreso bipartidista en sus primeros dos años en el cargo, incluidos los proyectos de infraestructura vitales de los estados y la fabricación de alta tecnología.

Y afirmó: “No hay razón por la que no podamos trabajar juntos y encontrar un consenso sobre cosas importantes en este Congreso también. La gente nos envió un mensaje claro. Luchar por luchar, poder por el poder, conflicto por el conflicto, no nos lleva a ninguna parte. Esa siempre ha sido mi visión para el país: restaurar el alma de la nación, reconstruir la columna vertebral de Estados Unidos, la clase media, y unir al país”.

Sin embargo, los desafíos a los que se enfrenta el actual gobierno de Estados Unidos son muchos: incertidumbre económica, una guerra agotadora en Ucrania, tensiones crecientes con China y más. Los signos de traumas pasados ​​en el Capitolio, en particular la insurrección del 6 de enero de 2021, eran inevitables: una gran valla rodeaba el complejo, y los legisladores y los asistentes se enfrentaban a una seguridad más estricta de lo habitual.

Fuente: AP Noticias.

Te puede interesar: El dragón chino y su fuerte pisada en América Latina: la principal preocupación de Estados Unidos

Redacción
Equipo de redacción de Escenario Mundial. Contacto: info@escenariointernacional.com

Dejá tu comentario