A pesar de afirmarse como el mejor país posicionado sanitariamente, las cuestiones políticas en el Estado de Israel no logran resolverse por completo, y tras más de dos años, siguen sin poder concretar la formación de un Gobierno estable. El tiempo sigue corriendo.

El pasado jueves a la noche, Israel vivió uno de los episodios más trágicos ocurridos durante los últimos años. Se trata de la avalancha humana que tuvo lugar en el Monte Merón, al norte del país, cuando cientos miles de personas –la mayoría judíos ultraortodoxos- celebraban la festividad religiosa de Lag Ba’omer. La catástrofe dejó un saldo de 45 muertos y más de un centenar de heridos. 

Tras decretar duelo nacional el domingo, y suspender las actividades de la Kneset (Parlamento israelí), el primer ministro de Israel desde 2009, Benjamín Netanyahu –del partido Likud-, reapareció en el escenario político israelí en su campaña de conseguir aliados que le permitan formar gobierno. Esto, a días del vencimiento del plazo otorgado por el Presidente de Israel, Reuven Rivlin. 

Para lograr llegar a la cantidad de parlamentarios requeridos para conformar el gobierno, “Bibi” Netanyahu necesita del apoyo del partido de derecha liderado por Naftali Bennett, como así también, el de Raam (islámico) y del líder del partido ultraderechista del Sionismo Religioso, Bezalel Smotrich.

Ante esta situación, en caso de que Netanyahu no consiga el sostén necesario, el Presidente Rivlin tendría en sus manos tres posibilidades. La primera opción, es la de prorrogar, por dos semanas más, el mandato del actual Primer Ministro. El segundo camino es el de destinar la formación del Gobierno a otros integrantes de la Kneset que quieran asumir la difícil tarea de lograr una coalición estable, debiéndose así, convocarse a nuevas elecciones. Sin embargo, la posibilidad que más resuena en estos momentos es la de transferir el mandato a Yair Lapid, fundador del partido Yesh Atid, -líder de la oposición- o Naftali Bennett del partido HaYamin HaHadash (La Nueva Derecha), a quien Netanyahu ofreció cederle el puesto de Primer Ministro en un acuerdo de rotación. El mismo fue inmediatamente rechazado por Bennett.

Fuentes cercanas al Presidente aseguraron que, en caso de que no haya ninguna sorpresa, Rivlin le encargaría la tarea de formar gobierno a Yair Lapid, quien tiene muchas recomendaciones para hacerlo. Lapid afirmó que, de concretarse la propuesta, ya habría arreglado un acuerdo en el cual compartiría el poder con el previamente mencionado Naftali Bennett. En el mismo, Bennet ejercería el puesto de Primer Ministro durante dos años y tres meses, tras los cuales pasaría a ser Ministro de Exterior y Lapid asumiría el mando. 

Ante escenario planteado y transitando horas decisivas, llegado el caso de no solucionar el problema político que acarrea Israel, las posibilidades de que se lleven a cabo unas quintas elecciones en menos de dos años, toma cada vez más fuerza.

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Máximo Alterman
Licenciado en Ciencias Políticas por Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino y maestrando en RRII en la Universidad de Belgrano. Gran interés en Medio Oriente y particularmente, el fenómeno del Terrorismo

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