por Lucas Mercado de Politólogos al Whisky

La transición no ha sido fácil y lo que comenzó en tweets desconociendo el resultado y pidiendo que se detenga el recuento bajo el famoso “Stop the count”, culminó el 6 de enero pasado con aquellas imágenes del asalto al Capitolio por parte de los sectores pro-Trump más radicalizados. Aceptando la transición, aunque aún cuestionando su legalidad y legitimidad, hoy Donald Trump deja de ser el presidente de los Estados Unidos y Joe Biden ocupará la oficina más importante del mundo.

Durante el camino a la Casa Blanca y bajo el equipo de transición Biden-Harris, la nueva administración definió quiénes serán los hombres y mujeres clave para hacer frente a una pandemia histórica, a la recuperación económica y a la reconfiguración del lugar de los Estados Unidos en el mundo. Los diferentes países sacaron una lista y comenzaron a anotar, pero ¿qué nombres apuntó el gobierno de Alberto Fernández?

América Latina en general y la Argentina en particular no estuvieron en la agenda de prioridades del gobierno de Trump, quien solo viajó a la región una sola vez, y fue a Buenos Aires en el marco de la cumbre del G20 en el 2018. En contraste, Biden ha realizado 16 viajes como vicepresidente.

Más allá de la sintonía personal que el por entonces presidente Mauricio Macri destacó tener con Trump, las relaciones entre ambos países mantuvieron un status quo. Lo que seguramente se preguntó el canciller Felipe Solá con la nueva administración es cómo se plantearán las relaciones argentino-estadounidenses a partir del 20 de enero, nunca fáciles, pero siempre necesarias. Para anticiparlo, apuntó tres puestos claves en la administración que son de interés para la política exterior argentina. 

Tal vez el principal nombre que no solo desde Cancillería sino también desde el Ministerio de Economía estaban siguiendo con atención es el de Janet Yellen, la mujer elegida por Biden para liderar el Departamento del Tesoro.

Primera mujer ocupando dicha posición, Yellen fue titular de la Reserva Federal desde el 2014 al 2018, y se le reconoce el haber dirigido la recuperación económica luego de la gran crisis del 2008. Durante su tiempo en la Fed, Yellen fue partidaria de una política monetaria expansiva y de tasas de interés bajas.

Debido al peso de la participación de los Estados Unidos en el Directorio del FMI, será una interlocutora clave de cara a las renegociaciones del acuerdo de facilidades extendidas con el organismo financiero. Tras trascender su eminente nominación, el Ministro de Economía Martín Guzmán la felicitó a través de su cuenta de Twitter y además sostuvo que “el mundo necesita de un multilateralismo responsable dirigido a construir una economía global más inclusiva y resiliente”, para lo cual Yellen estaría a la altura. 

Otro de los departamentos a los cuales miró la Argentina es el Departamento de Estado, una de las primeras nominaciones hechas por Biden. A su mando estará Antony Blinken, quien fuese Subsecretario de Estado del 2015 al 2017. Si bien no tiene lazos históricos con la región, su importancia no es más ni menos que porque será el encargado de aconsejar al presidente en cuanto a la política exterior de los Estados Unidos.

Criado en la diplomacia y crecido en Europa, Blinken es la apuesta de Biden para que Estados Unidos vuelva a la escena global ya no bajo el “America First” sino a partir de la revitalización de las alianzas tradicionales y una activa participación en las diferentes instancias multilaterales. La posición más dialoguista, buscadora de consensos, y apegada en mayor manera a las instituciones jugará a favor de países como la Argentina, que resultarían perdedores ante el bilateralismo que supo jugar Trump.

Si bien esto no implica que Washington deje de ser la potencia que es y haga uso de esa condición, sí abre nuevos canales de comunicación, cooperación y puntos de encuentro en temas vinculados al cambio climático y los derechos humanos, antes relegados. La designación de diplomáticos de carrera, con experiencia y formados en la política obamista le permitirá a la diplomacia argentina evitar las negociaciones más duras, pero deberá navegar las más pragmáticas.

China buscará profundizar los vínculos comerciales y económicos con la región en general y con la Argentina en particular. Y la asunción de Biden tampoco descartará que la guerra tecnológica por la instalación del 5G se traslade a América Latina. Pero ante estos sucesos, la diplomacia de Biden abre al menos más oportunidades de diálogo y disminuye la posibilidad de sanciones.

Por último, es probable que Felipe Solá haya anotado en aquella lista el nombre de Juan Sebastián González, elegido como director senior para el Hemisferio Occidental dentro del Consejo de Seguridad Nacional. Dentro de este Consejo, el colombiano será quien asesore al presidente en asuntos latinoamericanos. En una entrevista de octubre pasado, González dio definiciones clave en cuanto a la relación con América Latina que encararía la nueva administración estadounidense.

En ese sentido la Cancillería podría encontrar un punto de contacto clave por al menos dos razones. González anticipó que el gobierno de Biden tendría una política “menos electoral” sobre América Latina, reconociendo que la relación entre Buenos Aires y Washington no pudo recuperarse desde la administración Bush-Kirchner, viendo necesaria la superación de las diferencias ideológicas y ponderando la construcción de una agenda regional basada en los valores democráticos.

En este sentido, el gobierno de Alberto Fernández deberá abstenerse de llevar adelante una política exterior similar a la de su vicepresidenta, debiendo definir con mayor claridad su política hacia Venezuela que, se anticipa, continuará siendo clave en la relación entre Argentina y Estados Unidos.

La segunda razón es que el eje Brasilia-Washington se vería debilitado tras la asunción de Biden. La relación personal entre Trump y Jair Bolsonaro se basaba en una aproximación similar en temas como la gestión pandemia y el cambio climático, una mirada totalmente distinta de la que adoptará el dúo Biden-Harris.

A partir de estos nombres, la administración Biden parece ser una especie de administración Obama 2.0. Sin embargo, el contexto hoy es completamente distinto. El coronavirus no es el ébola, la recesión del 2008 no es la del 2020-2021, y la sociedad estadounidense está mucho más polarizada. Hoy las relaciones internacionales darán un giro de 180°, ¿lo darán también las relaciones argentino-estadounidenses?

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