Los ejercicios militares que China condujo cerca de Japón con su portaviones Lianoning a principios de diciembre podrían haber tenido como objetivo probar la respuesta de Estados Unidos y su mayor aliado en Asia en esa región del Pacífico. La aseveración llega por parte de militares japoneses mientras Pekín realiza otra serie de ejercicios militares que configuran un bloqueo sobre Taiwán.

Pero en los primeros días del mes, el objetivo de China estuvo puesto en las aguas territoriales cercanas a Japón. La tensión con el archipiélago es palpable desde que en noviembre la primera ministra Sanae Takaichi aseguró en una exposición ante la Dieta nacional que una invasión china sobre Taiwán -isla que se autogobierna democráticamente, pero China considera parte de su territorio- podría suponer una “amenaza existencial” para su país que motivaría la intervención de las fuerzas armadas.
La respuesta de la administración que encabeza Xi Jinping fue un boicot diplomático y comercial ante Japón, pero también la realización de ejercicios militares que buscaron demostrar la potencia china en un aspecto donde Tokio se apoya fuertemente en el respaldo de Estados Unidos.
China podría haber probado la respuesta de Estados Unidos y Japón en el Pacífico con los ejercicios militares del Liaoning
A principios de mes, el portaviones Liaoning, el segundo de los tres con los que cuenta la Armada del Ejército Popular de Liberación, realizó maniobras cerca de las Islas Miyako, el territorio japonés más cercano a Taiwán. Según la agencia estatal Xinhua, la Armada del Ejército Popular de Liberación (EPL) llevó a cabo vuelos de adiestramiento de cazas embarcados en una zona marítima previamente anunciada. El 6 de diciembre, esto motivó la aparición de aeronaves de las Fuerzas de Autodefensa japonesas, que según este medio se habrían acercado de forma repetida al área, “hostigando” a la formación china y “poniendo en grave peligro la seguridad de vuelo”.

En paralelo, el Ministerio de Defensa de Japón advirtió que dos bombarderos rusos Tu-95, con capacidad nuclear, y dos bombarderos chinos H-6 condujeron un patrullaje conjunto que comenzó en el Mar de Japón y se trasladó al Mar de China Oriental para luego volar hacia el Pacífico occidental a través del Estrecho de Miyako. Desde allí, las aeronaves continuaron hacia la isla Shikoku antes de regresar, con lo que trazaron simbólicamente un anillo alrededor de Japón, siempre manteniéndose en el espacio aéreo internacional.
Japón protestó formalmente, describiendo la acción como una conducta “peligrosa” que incrementa el riesgo de accidente o escalada involuntaria, y recibió el respaldo público de Australia, que instó a “mantener la calma” pero coincidió en señalar la necesidad de interacciones seguras entre fuerzas militares. Beijing, por su parte, rechazó las acusaciones y acusó a Japón de ser el verdadero provocador por acercarse demasiado a las zonas de maniobra del grupo de portaaviones.

Pero algo que no escapó a los analistas militares es que, mientras China y Rusia realizaban sus maniobras cercanas a Japón, la Marina de Auto-Defensa de este país conducía ejercicios conjuntos con el portaviones George Washington, perteneciente a la Sétima Flota de la Armada estadounidense, en las aguas del sur de la región de Kanto, en el este de Japón. Por esto, fuentes militares informaron al Japan Times que el objetivo de los ejercicios, además de disuadir a su vecino de no intervenir en una eventual invasión a Taiwán, pudo haber sido el testear la capacidad de respuesta de los aliados occidentales en esa parte del Pacífico.
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