El Oleoducto de Crudo de África Oriental (EACOP) constituye la pieza central de la estrategia de industrialización de Uganda y Tanzania, diseñada para conectar los yacimientos del Lago Alberto con los mercados globales. Se trata de una infraestructura de 1.443 kilómetros de longitud que, según los últimos reportes técnicos de noviembre de 2025 emitidos por la Autoridad de Petróleo de Uganda (PAU) y el consorcio EACOP Ltd., ha alcanzado un hito decisivo con el 75% de la construcción física completada, incluyendo la entrega total de las tuberías y avances significativos en las estaciones de bombeo. Este progreso permite mantener la proyección de inicio de exportaciones comerciales para el año 2027, consolidando a la región como un nodo indispensable en la seguridad energética global.

BADRU KATUMBA (AFP)
La magnitud de esta iniciativa, que moviliza una inversión de capital cercana a los 5.000 millones de dólares, según datos oficiales del consorcio, materializa una simbiosis geopolítica vital. El trazado, que recorre 296 kilómetros en Uganda y 1.147 kilómetros en Tanzania, consolida la unión indisoluble entre un estado poseedor de recursos, pero sin litoral, y un socio estratégico costero, cuya estabilidad política se ha convertido en el principal activo para la viabilidad del proyecto.
La jugada geopolítica: Seguridad y estabilidad frente a la amenaza regional
La decisión de Uganda de elegir a Tanzania como socio, descartando la opción geográfica natural de Kenia, constituye una maniobra de Realpolitik que prioriza la supervivencia de la infraestructura sobre la proximidad. Como documentaron en su momento análisis de seguridad de medios regionales, aunque la ruta al pueblo keniano de Lamu parecía lógica, los informes de inteligencia expusieron su vulnerabilidad crítica ante la amenaza del grupo terrorista Al-Shabaab en la frontera somalí. En este contexto, la elección del puerto tanzano de Tanga fue una apuesta deliberada por un entorno operativo blindado contra la insurgencia.
Asimismo, instituciones como la Brookings Institution han destacado que este pacto bilateral resolvió uno de los mayores obstáculos para las infraestructuras en el Sur Global: la incertidumbre jurídica sobre la tierra. Frente al complejo sistema de propiedad privada de Kenia, el modelo estatal de tenencia de tierras de Tanzania ofreció las garantías que gigantes como TotalEnergies requerían para validar esta opción como la ruta de menor riesgo. Esta cooperación quedó sellada mediante los “Host Government Agreements”, tratados que, según análisis legales especializados, elevan el proyecto por encima de un contrato comercial, estableciendo un marco de integración normativa entre ambas soberanías.
Soberanía tecnológica: Un récord mundial de ingeniería
Lo que convierte al EACOP en un caso de estudio global es el desafío técnico extremo que plantea la naturaleza del crudo ugandés. Tal como detallan las especificaciones técnicas de TotalEnergies, este petróleo posee un alto contenido ceroso que lo solidifica a temperatura ambiente, exigiendo la construcción del sistema de calentamiento activo más extenso jamás intentado en la historia de la industria. Para garantizar el flujo, la infraestructura debe mantener el crudo constantemente por encima de 50 grados centígrados, una exigencia que publicaciones como National Geographic han calificado como un reto sin paragón en la ingeniería de ductos.

La respuesta tecnológica es el sistema “Long Line Heat Tracing” (LLHT), cuya patente y despliegue permitirá transportar hasta 246.000 barriles diarios. La implementación exitosa de esta tecnología no sólo viabiliza la exportación, sino que transfiere un conocimiento técnico avanzado (know-how) a la fuerza laboral local, dejando una capacidad industrial instalada que posiciona a estos países en la frontera tecnológica del sector.
Resiliencia financiera y cooperación Sur-Sur
La ejecución del EACOP es también un caso de estudio sobre la reconfiguración de las finanzas globales y la resistencia ante la presión occidental. Tras la negativa de más de 20 bancos y aseguradoras occidentales de financiar el proyecto debido a campañas climáticas, la estructura de propiedad, conformada por TotalEnergies (62%), CNOOC (8%), UNOC (15%) y TPDC (15%), activó mecanismos de financiación alternativos. El cierre financiero se logró mediante la participación de instituciones del Sur Global, incluyendo el Banco Islámico de Desarrollo y el Afreximbank, demostrando la capacidad de los Estados africanos para diversificar sus socios estratégicos.
Este esquema de financiación se complementa con el respaldo de la banca estatal china y su aseguradora Sinosure, consolidando una alianza Sur-Sur que prioriza el derecho al desarrollo económico sobre las condicionalidades ambientales impuestas por el norte global. Al lograr capitalizar el proyecto sin depender de los centros financieros tradicionales de Londres o Nueva York, Uganda y Tanzania no solo han asegurado su infraestructura energética, sino que han enviado una señal geopolítica de autonomía, validando un modelo de cooperación donde los recursos africanos son financiados por el capital asiático y de Oriente Medio.
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