- El rearme europeo motivado por la guerra en Ucrania y el debilitamiento de la alianza con Estados Unidos no es suficiente para disuadir a Rusia, advierte el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores.
- Los problemas del continente incluyen la alta dependencia norteamericana en áreas clave de la Defensa, la reluctancia de sus sociedades a militarizarse y la falta de una estrategia nuclear moderna que frene las ambiciones de Moscú.
- La visión que Rusia tiene de Europa como un continente débil se asienta en iniciativas fracasadas de sus líderes como el frustrado envío de tropas de la OTAN a Ucrania. Te lo contamos en Escenario Mundial.
La estrategia de Europa de rearmarse tras la guerra en Ucrania y el debilitamiento de la alianza transatlántica con Estados Unidos no es suficiente para disuadir a Rusia, advierte un nuevo informe elaborado por el Consejo Alemán de Relaciones Exteriores (DGAP por sus siglas en alemán).

En sus páginas, se detalla la percepción rusa de los recientes esfuerzos de Europa y la OTAN por disuadirla de realizar un nuevo ataque al oeste tras la invasión de Ucrania. Entre ellos, se señala el aumento en el gasto destinado a fines militares en países de la alianza, que los altos mandos europeos consideran sintomáticos de un “cambio de era”, así como la implementación de nuevos sistemas de reclutamiento militar, todavía tímidos, entre su población, un esfuerzo que genera sentimientos encontrados en sociedades alejadas del militarismo como Gran Bretaña o Alemania.
El reporte concluye que el enfoque actual sobre estas estrategias no es suficientes, y que Europa también debe realizar cambios estructurales para que Moscú asigne al uso de la capacidad nuclear del continente en caso de un conflicto un respeto que lo lleve a no intentar operaciones contra sus fronteras. Las conclusiones llevan la firma de especialistas en el área: Carolina Vendil Pallin, directora del programa ruso de la Agencia de Investigación en Defensa Sueca, Karl-Heinz Kamp, investigador asociado del Centro para el Orden y la Gobernanza en Europa Oriental, Rusia y Asia Central y Kristi Raik, directora del Centro Internacional para la Defensa y Seguridad.
Por qué los actuales esfuerzos de rearme europeo son insuficientes para disuadir a Rusia, según un informe
El actual escenario europeo plantea la necesidad de una estrategia de disuasión que desaliente a Rusia de iniciar un ataque hacia los estados miembros de la OTAN. Según el reporte del DGAP, este objetivo está lejos de cumplirse, aunque hay algunas señales positivas que el Viejo Continente está adoptando.
Sin embargo, el punto de partida es negativo para los intereses de la alianza europea. El informe del DGAP plantea que Rusia considera a Europa débil y falta de resolución unificada para hacer frente a un conflicto. “En la guerra, puede ser favorable que tu oponente te subestime; en la disuasión, lo opuesto es cierto”, advierten los analistas.

Si bien el reporte considera que “Moscú va a evitar una confrontación militar masiva con la OTAN, especialmente mientras se encuentra en guerra contra Ucrania”, debido a que “respeta el potencial militar y recursos económicos a disposición del Oeste”, también advierten que el Kremlin “nota que Europa ha sido lenta y hasta dubitativa en impulsar su industria militar al máximo”, lo que podría conducir a que intente operaciones a escala sobre países de la alianza cercanos a sus fronteras, sobre todo antes de que Europa pueda llevar adelante su rearme programado.
Las semillas de esta debilidad continental pueden hallarse, señalan los especialistas del DGAP, en la dependencia que el continente mantuvo con Estados Unidos desde el fin de la Segunda Guerra Mundial en materia de defensa. Esta alianza se halla actualmente conmovida por la segunda presidencia de Donald Trump, que aboga por un giro de la estrategia defensiva hacia la región de Asia-Pacífico, un enfoque que “es posible que prevalezca” aún bajo otras administraciones en Washington D.C. Sin embargo, en los hechos, Europa todavía depende de Estados Unidos en aspectos vitales como “los sistemas de defensa aéreos, inteligencia, vigilancia, señalamiento de objetivos y reconocimiento”.
El conflicto en Ucrania supuso una oportunidad para que los europeos se perfilaran por sí mismos y demostraran la capacidad de montar una estrategia de defensa común, algo que desde el DGAP consideran que no se ha logrado. Como una muestra de los antecedentes que abonan la percepción rusa de debilidad continental, señalan la frustrada iniciativa de enviar tropas de la OTAN a Ucrania: “Resultó que los europeos tuvieron problemas para prometer siquiera 50.000 efectivos, reflejando su limitada disponibilidad de fuerzas terrestres, así como la indecisión política de asumir los riesgos de confrontar a Rusia“.
Pero los altos mandos militares europeos ni siquiera aprendieron las lecciones que enseñó el conflicto a las puertas del continente, donde prácticamente se reescribe en vivo el manual de la guerra moderna, atravesado por el desarrollo tecnológico de drones y sistemas de defensa contra los mismos. El informe del DGAP señala que el gasto en investigación y desarrollo asociado a Defensa en 2023 de la Unión Europea fue de 11 mil millones de euros, comparado con los 148.3 miles de millones de euros invertidos en el mismo aspecto por Estados Unidos. Para peor, “el ataque de Rusia con drones sobre Polonia en septiembre de este año, así como incidentes con drones no identificados en Dinamarca y otros países, exhibieron la falta de preparación de Europa“.

El informe es demoledor al remarcar que ni siquiera las capacidades convencionales de la guerra están siendo cumplidas en Europa, con foco en el número activo de tropas. Mientras Rusia recluta alrededor de 300.000 efectivos por año desde 2022, “Europa carece de suficiente personal militar para formar unidades que puedan combatir o disuadir a su adversario”. Por ejemplo, el DGAP señala que Alemania cuenta con 181.000 efectivos, una fracción del 1.1 millón de soldados activos que tiene Rusia, e incluso menos que Ucrania , cuyas fuerzas armadas tienen aproximadamente 880.000 tropas.
Conocedores de esta desventaja comparativa, distintos países como Gran Bretaña, Francia y Alemania debaten políticamente la necesidad de aumentar su número de tropas a través del servicio militar obligatorio. Aunque necesaria, esta estrategia es vista con incredulidad desde Rusia, donde se piensa que las sociedades de estos países no están dispuestos a aumentar el gasto militar o enrolarse en el ejército debido a que “se acostumbraron a vivir vidas confortables y son depravadas por valores morales inferiores a los de Rusia“.
La mejor disuasión a Rusia que puede tener Europa es la nuclear
En última instancia, señalan desde el DGAP, la máxima capacidad de disuasión que pueda tener Europa y la OTAN sobre Rusia tendrá que ver con la amenaza del uso de su capacidad nuclear, algo que implica no sólo contar con este armamento, sino dar la impresión de estar dispuesto a usarlo y tener una estrategia para su eventual despliegue.

Este último factor es el que da credibilidad a los otros dos, y es algo de lo que Europa carece desde el fin de la Guerra Fría. Por eso, el DGAP hace un llamado a que los líderes europeos realicen “un entendimiento político del uso del armamento nuclear, un marcado de objetivos realista y consultas nucleares significativas”.
Dicha estrategia, enfatizan, puede ser exhibida a ojos de posibles atacantes a través de ejercicios que deben repetirse regularmente, entre los que señalan los ejercicios bienales WINTEX, que combinaban elementos militares y políticos en un simulacro de crisis nuclear, y fueron descontinuados en la década del 80.
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