El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, contó que mantuvo una llamada con Xi Jinping, el jefe de estado de China, en un intercambio que reconfigura parcialmente el estado de relaciones con Japón y Taiwán. Es que el contacto llega en un punto álgido de la escalada diplomática que prosiguió a las declaraciones de la flamante primera ministra de Japón, Sanae Takaichi, quien dijo que una invasión de China a Taiwán, territorio que Beijing reclama como propio, configuraría una “amenaza existencial” para el archipiélago cuyo destino político conduce, lo que podía motivar la intervención de sus fuerzas armadas, establecidas como un instrumento para la defensa nacional.

Los comentarios de Takaichi resultaron incendiarios para la dirigencia china, donde la reunificación con Taiwán es una política de estado y el recuerdo de los crímenes de guerra cometidos por Japón en su época imperial todavía generan rispideces entre los dos países. Con estos antecedentes, la delegación china en el G20 omitió encontrarse con su contraparte japonesa, se suspendió el estreno de films de este origen en los cines chinos y el gobierno exhortó a sus habitantes a no visitar las islas vecinas, cuyos ciudadanos se benefician del turismo del segundo país más poblado del mundo.
La llamada de Trump y Xi Jinping reconfigura el escenario con Japón y Taiwán
Aunque en el temario que el presidente estadounidense hizo público de su llamada con Xi Jinping no figuraba Taiwán o la reciente escalada con Japón, la agencia china de noticias Xinhua sí sostuvo que “Xi expuso la postura de principio de China sobre la cuestión de Taiwán, y subrayó que el retorno de Taiwán a China es parte integrante del orden internacional de la posguerra”.
En respuesta, informan desde Xinhua, Trump afirmó que “China fue una parte importante de la victoria en la Segunda Guerra Mundial” y habría subrayado que “Estados Unidos entiende lo importante que es la cuestión de Taiwán para China“.
De esta manera, se observa que el régimen chino buscó posicionar el tema dentro del diálogo de alto nivel que su máximo líder mantuvo con su homólogo estadounidense. Estados Unidos, aliado fundamental de Japón y verdadero respaldo tras la independencia de Taiwán, queda así en una encrucijada cuya resolución puede interpretarse en pequeños gestos.
Así se leyó por ejemplo el retiro la semana pasada del sistema de misiles norteamericano Typhon de la base de Iwakuni, en la prefectura de Yamaguchi, que permitía a Japón lanzar misiles Tomahawk con un alcance de 1800 kilómetros. Con estas características, Japón era estratégicamente capaz de alcanzar importantes ciudades de China como Beijing y Shanghai.

Localizados en este punto desde el ejercicio conjunto japonés-norteamericano “Resolute Dragon 2025” en septiembre, el Ministerio de Defensa japonés confirmó que fueron retirados el pasado lunes 17 de noviembre. El retiro de los sistemas ya se había postergado de su fecha original, ya que al momento de instalarlos en Iwakuni, el Ministerio de Defensa japonés afirmó que permanecerían solo una semana más luego del fin de los ejercicios, el pasado 25 de septiembre.
Te puede interesar: Estudio naval afirma que EE.UU. necesita un plan de guerra global para China y no un esquema limitado a Taiwán













