Documentos clasificados de la OTAN, a la que medios europeos lograron acceder recientemente, alertan que Rusia avanza en al menos tres nuevas armas nucleares, capacidades estratégicas que podrían alterar el equilibrio militar euroatlántico. Entre ellas, se encuentran misiles de crucero de propulsión nuclear, vectores móviles de alcance intermedio y drones submarinos diseñados para golpear infraestructura costera crítica.

La evaluación —elaborada por la Dirección de Inteligencia Militar de la Alianza— sostiene que Moscú está acelerando el despliegue de sistemas que combinan gran autonomía, movilidad táctica y capacidad nuclear, reduciendo los tiempos de advertencia y complicando la defensa antimisiles de la OTAN. Este anuncio llega luego de que Rusia exhiba los lanzamientos de Yars, Sineva y misiles de crucero Kh-102 a finales de octubre, que tiempo después motivó al presidente estadounidense, Donald Trump, a declarar que Estados Unidos retomaría las pruebas nucleares.
Burevestnik, Oreshnik y Poseidon: los ejes de preocupación
Según los documentos, el primer eje de preocupación del informe es el Burevestnik, un misil de crucero de propulsión nuclear cuyo desarrollo empezó hace más de una década. Tras los fallidos ensayos de 2018 y 2019, Putin afirmó hace tres semanas que el sistema está “finalizado”.
La OTAN describe al Burevestnik como un arma hiperautónoma capaz de volar más de 900 km/h durante horas, que es altamente maniobrable, con trayectoria impredecible y que puede ser lanzada desde plataformas móviles, lo que complica su detección. Según Rusia, en su prueba más reciente habría volado 14.000 km durante 15 horas, una capacidad inédita que permitiría rutas de penetración no tradicionales sobre océanos o regiones polares.
Por otro lado, el Oreshnik se posiciona como otro punto de tensión para la OTAN, siendo el nuevo misil móvil de alcance intermedio que reabre viejos temores. Se trata de un misil balístico móvil y de alcance intermedio que habría sido probado durante la guerra en Ucrania, con un rango posible de hasta 5.500 km. El Oreshnik podría portar diversos tipos de ojivas, incluida nuclear, con una movilidad terrestre que le permitiría lanzamientos impredecibles. La combinación de rango y movilidad recuerda al tipo de armamento prohibido por el extinto Tratado INF, lo que explica la sensibilidad del hallazgo: un vector así podría alcanzar objetivos en Europa en cuestión de minutos.

Por último, los documentos también alertan sobre los avances del Poseidon, el dron submarino nuclear de largo alcance, y de los submarinos diseñados para transportarlo. La OTAN advierte que su propulsión nuclear le daría autonomía prácticamente ilimitada, considerando que podría operar a grandes profundidades, difíciles de detectar. Además, la Alianza afirma que fue concebido para “destruir bases navales, puertos e infraestructura costera” y que podría emplearse contra objetivos en la costa este de EE.UU., Reino Unido y Francia.
La simultaneidad de demostraciones y amenazas refuerza la lectura de la OTAN de que las potencias están entrando en una fase donde la modernización nuclear vuelve a ser pública, competitiva y estratégica. En este contexto, para la alianza militar los tres vectores plantean desafíos distintos pero complementarios: el Burevestnik rompe conceptos tradicionales de alcance y trayectorias, mientras que el Oreshnik añade presión sobre la defensa europea del teatro terrestre y el Poseidon abre un dominio nuevo, el de drones submarinos estratégicos.
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Imagen de portada empleada a modo de ilustración.














