Grecia confirmó que mantiene negociaciones avanzadas con Israel para adquirir sistemas de defensa aérea y artillería de última generación, con el objetivo de integrar su futuro “Achilles Shield”, un escudo antiaéreo y antidrones que transformará la arquitectura defensiva del país. El proyecto forma parte de un plan de modernización militar que alcanzará los 28.000 millones de euros hasta 2036. Según fuentes gubernamentales citadas por agencias internacionales, Atenas busca incorporar 36 sistemas PULS —una plataforma de artillería de cohetes diseñada por Elbit Systems— junto con interceptores y sensores para crear un sistema de defensa multicapa capaz de cubrir su frontera oriental y proteger infraestructuras críticas.

La apuesta griega se explica por razones estratégicas: tras superar más de una década de crisis económica, Atenas intenta recuperar volumen militar para compensar el crecimiento acelerado del poder aéreo y naval turco. Ankara adquirió drones avanzados, misiles antibuque, fragatas de nueva generación y mantiene la producción local del caza KAAN. En ese contexto, Grecia considera esencial reforzar su defensa antiaérea y sustituir sus sistemas de origen ruso —S-300, OSA y TOR-M1— que ya muestran obsolescencia y dificultades logísticas por las sanciones internacionales. El nuevo escudo “Achilles Shield” integrará tecnología israelí, capacidades Patriot estadounidenses y sensores europeos.
El PULS y la integración con industria local
Elbit Systems ofreció a Atenas su sistema PULS (Precise & Universal Launching System), capaz de disparar cohetes guiados de múltiples calibres y misiles de alcance extendido. Se trata de un sistema modular, interoperable con plataformas terrestres existentes y apto para misiones de interdicción, ataque en profundidad y defensa antiblindaje.
Las negociaciones incluyen un esquema de participación industrial: aproximadamente el 25% del proyecto sería fabricado o integrado por empresas griegas, lo que permitiría transferencia tecnológica y dinamización del sector militar local. El costo estimado de la compra de los 36 sistemas ronda los 650 millones de euros.

El plan de defensa contempla una red de sensores, radares 3D, interceptores de corto y mediano alcance, artillería guiada y sistemas anti-drone. El objetivo es replicar, en formato adaptado, conceptos similares al “Iron Dome” israelí combinados con sistemas de alcance superior, posiblemente basados en familias como David’s Sling o Barak.
La modernización militar griega no se limita al escudo aéreo. Atenas prevé adquirir cazas furtivos F-35, nuevas fragatas de construcción europea y submarinos con capacidades AIP. Esto implica un giro estructural en el equilibrio naval y aéreo del Mediterráneo Oriental. Israel, por su parte, busca expandir su influencia como proveedor de defensa en Europa, en un momento en que el continente busca diversificar proveedores más allá de Estados Unidos, y mientras la guerra en Gaza retrasó —pero no canceló— negociaciones abiertas desde 2024.
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