Estados Unidos dejó a la vista uno de los programas más secretos de su modernización nuclear: el misil de crucero AGM-181 Long-Range Stand-Off (LRSO). La aparición pública del sistema ocurre pocos días después de que Vladimir Putin volviera a promocionar los polémicos Burevestnik y Poseidon, dos de los proyectos más disruptivos del arsenal ruso.

La coincidencia temporal no pasó inadvertida entre analistas estadounidenses, que interpretan la maniobra como una señal calculada hacia Moscú en pleno reacomodamiento de la arquitectura nuclear global. Si bien la revelación del LRSO no fue un anuncio oficial, se considera una exhibición cuidadosamente planificada.
Un B-52 Stratofortress fue fotografiado en California portando dos armas de diseño desconocido, con marcas de prueba naranja en las góndolas externas. El registro, tomado por el reconocido fotógrafo aeroespacial Ian Recchio, coincidía con las representaciones oficiales del AGM-181 difundidas meses atrás. Una vez que las imágenes circularon en foros especializados, los expertos concluyeron que la similitud era “demasiado precisa para ser accidental”. La presencia de equipos de evaluación en el fuselaje confirmó que no se trataba de un vuelo rutinario.
El mensaje detrás del misil
El LRSO es el reemplazo del misil AGM-86, vigente desde los años ochenta, pero incorpora una diferencia central: su baja firma radar y capacidades furtivas lo convierten en un vector nuclear diseñado para penetrar redes avanzadas de defensa aérea. El misil, desarrollado por Raytheon, tendrá un alcance superior a los 2.400 kilómetros y estará equipado con la ojiva nuclear W80-4 de rendimiento variable. Esto proporciona a Estados Unidos una herramienta de disuasión flexible, capaz de ser lanzada desde plataformas estratégicas como el B-52 y el emergente bombardero sigiloso B-21 Raider.
A diferencia de los misiles balísticos, un arma stand-off permite opciones de control en vuelo y puede ser redirigida o abortada, un factor que genera ventajas en escenarios de escalada controlada. Washington planea iniciar la producción de baja escala en 2027, con un programa que supera los USD 16.000 millones. Según analistas, la decisión de no ocultar el prototipo fue deliberada, ya que Estados Unidos está recordando que su capacidad de penetración y supervivencia nuclear sigue intacta, incluso frente a los sistemas de Rusia.
Putin relanza su narrativa: Burevestnik y Poseidon en el centro del discurso
El despliegue visual del LRSO llegó justo después de que Vladimir Putin volviera a promocionar dos de sus armas más controvertidas: el misil de crucero Burevestnik, de propulsión nuclear, y el torpedo estratégico Poseidon (NATO: Kanyon), un dron submarino también impulsado por un reactor miniaturizado. Ambos sistemas fueron anunciados en 2018 como parte del programa de “superarmas” de Moscú, orientado a evadir defensas estadounidenses y reforzar la disuasión rusa.

Sin embargo, los reportes sobre sus avances han sido contradictorios. Poseidon ha sido objeto de afirmaciones dispares sobre su producción y despliegue, mientras que los ensayos del Burevestnik llevan años con resultados opacos. En su más reciente aparición pública, Putin insistió en que ambos sistemas habían sido probados con éxito, pese a no ofrecer datos de alcance, ubicación o desempeño.
El cruce de señales entre Washington y Moscú ocurre en un momento de aceleración en la modernización nuclear global, con China avanzando rápidamente en silos, misiles hipersónicos y plataformas de segundo golpe. El LRSO aparece como la respuesta estadounidense a un entorno donde la supervivencia del arsenal y la credibilidad de la disuasión se vuelven determinantes.
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