Un petrolero con bandera de las Islas Marshall habría sido interceptado por fuerzas iraníes en el Golfo de Omán, en un nuevo episodio que aumenta la tensión en una de las rutas energéticas más sensibles del mundo. La embarcación, identificada como Talara, había zarpado desde el emirato de Ajman y se dirigía hacia Singapur cuando perdió contacto con su operador.

Según confirmó un funcionario del Departamento de Defensa de Estados Unidos —bajo condición de anonimato—, unidades navales de Irán desviaron al buque hacia aguas territoriales iraníes. Hasta el momento, Teherán no ha emitido comentarios oficiales sobre el incidente. El operador del tanque, Columbia Shipmanagement, informó que la comunicación con el Talara se interrumpió de forma repentina. La empresa notificó a las autoridades regionales y organismos de seguridad marítima y aseguró que la prioridad es “la integridad de la tripulación”.
Minutos antes de la pérdida de contacto, el navío había realizado una alteración brusca de rumbo, según el reporte de la firma británica Ambrey, especializada en inteligencia marítima. Analistas de la compañía señalaron que tres embarcaciones pequeñas se aproximaron al petrolero durante su tránsito por el estrecho de Ormuz, un patrón compatible con operaciones previas de abordaje por parte de fuerzas iraníes. Ambrey calificó el hecho como “altamente dirigido”, sugiriendo que la selección del buque no habría sido aleatoria.
Un corredor estratégico bajo presión
El Centro de Operaciones Marítimas del Reino Unido (UKMTO) emitió una alerta en la mañana del viernes indicando “actividad sospechosa” a unas 22 millas náuticas al este de Khor Fakkan, un punto crítico en la entrada al Golfo de Omán. La advertencia mencionaba la posibilidad de “actividad estatal” que habría forzado al Talara a dirigirse hacia territorio iraní.
El estrecho de Ormuz y sus aguas adyacentes concentran aproximadamente una quinta parte del petróleo transportado por mar a nivel mundial. Incidentes de este tipo suelen generar volatilidad en los mercados energéticos y desencadenar respuestas diplomáticas de alto nivel. El supuesto secuestro del Talara encaja con un patrón de acciones similares registradas durante los últimos años, en los que Irán ha recurrido a la retención de buques —comerciales y petroleros— para responder a sanciones, disputas judiciales o períodos de tensión con Estados Unidos y países del Golfo.
Analistas de seguridad apuntan que estas operaciones buscan aumentar la capacidad de negociación de Teherán y exhibir control sobre uno de los corredores marítimos más sensibles del planeta. La captura del Talara agrega presión a un escenario ya marcado por la competencia naval en el Golfo y la creciente militarización del estrecho de Ormuz. Tanto Estados Unidos como Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita monitorean el incidente, a la espera de una confirmación oficial iraní.
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