El cambio de época llegó a Bolivia el pasado 17 de agosto, cuando la primera vuelta electoral definió que el próximo presidente del país sería alguien de derecha. En el balotaje de octubre, Rodrigo Paz ganó los comicios por el Partido Demócrata Cristiano, y le puso fin a 20 años de gobiernos de izquierda. Este sábado se llevó a cabo la posesión, bajó un contexto marcado por la mayor crisis económica, que incluye falta de dólares y escasez de combustible.
El vicepresidente, Edman “capitán” Lara, fue el primero en llegar a Plaza Murillo vestido con el traje de gala de la Policía boliviana. Lara fue un nombre clave en lo que significó el triunfo de Paz. Detenido en 2022 y expulsado de las fuerzas tras denunciar corrupción en la Policía Nacional. Hoy convertido en un influencer con mucho alcance en redes sociales, lo que explica también por qué Paz no destinó inversión en esos medios. El perfil de Lara es combativo y su presencia fuerte en redes ampliaron el voto anti-establishment y le dieron a Paz un sello de mano dura y anticorrupción.
El cargo de vicepresidente en Bolivia lo ubicará a Lara, también, como presidente de la Asamblea Legislativa, donde el PDC tendrá mayor cantidad de legisladores: 15 integrantes (PDC), 12 fueron para Libre de Tuto Quiroga (Derecha) y 8 para Alianza Unidad de Samuel Doria Medina (centro-derecha). En fin, un congreso de la derecha.

Rodrigo Paz llegó minutos más tarde que Lara, con un traje negro y camisa blanca, con un clima inestable -como el país que esta por asumir- que fue desde el sol puro a una lluvia torrencial. Ante esta adversidad, Paz decidió no llevar paraguas e ingresó a la Asamblea Legislativa en la zona céntrica de La Paz.
Dentro de la Asamblea, Lara le tomó el juramento a Paz, que proclamó “Dios, familia y patria. ¡Sí, juro!”. Volviendo sobre la cuestión meteorológica, Paz hizo mención de la lluvia: “Está haciendo una limpia, nos está bendiciendo. Y es significa que es en buena hora, son buenos augurios”, expresó el presidente.

Sobre el país que está por asumir, Paz resumió la situación en la que se encuentra Bolivia: “Nos dejan una economía quebrada con las reservas internacionales más bajas en 30 años. Nos dejan la inflación, escasez, deuda, desconfianza. Nos dejan un estado paralizado, un monstruo burocrático incapaz de servir al pueblo. Nos dejan filas interminables para conseguir combustible, mercados vacíos, salarios que no alcanzan. Nos dejan una nación cansada, dividida, endeudada moral y material. Nos dejan la peor crisis de las últimas cuatro décadas”.
Cuestionó a la izquierda que gobernó el país los últimos 20 años: “No podemos mentir y decir que estamos mejor que antes. ¿El mal gasto de US$ 60.000 millones del gas y tener una deuda de más de US$ 40.000 millones, interna y externa, fue algo correcto?, ¿eso estuvo bien?, ¿somos un mejor país?”.
El discurso de asunción de Paz concluyó con un dardo venenoso a la izquierda: “Nos traicionaron, y la traición se paga en Bolivia porque es el costo que tienen los más humildes y vamos a defender a los más humildes”.
¿Quiénes asistieron a la asunción de Rodrigo Paz?
El pase de mando se llevó a cabo en la Asamblea Legislativa, frente a la Plaza Murillo, en La Paz. Asistieron los presidentes de Argentina, Javier Milei; Ecuador, Daniel Noboa; Paraguay, Santiago Peña; Chile, Gabriel Boric; y Uruguay, Yamandú Orsi, además del subsecretario de Estado estadounidense, Christopher Landau. Se estima, que estos nombres serán los principales aliados de Paz en la flamante gestión.

También participaron la presidenta del Congreso de los Diputados de España, Francina Armengol, y la vicepresidenta de la Comisión Europea para una Transición Limpia, Justa y Competitiva, Teresa Ribera, en representación de la Unión Europea. Entre los invitados figuraban el primer ministro de Perú, Ernesto Álvarez; el vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin; y el canciller panameño, Javier Martínez-Acha, junto a los vicepresidentes de El Salvador, Félix Ulloa, y de Costa Rica, Stephan Brunner. Desde China acudió el ministro de Recursos Hídricos, Li Guoying, como “enviado especial” del presidente Xi Jinping.
Arce ausente y el fin del MAS
Un ausente en el acto fue el ahora expresidente, Luis Arce, que deja un mandato que fue de más a menos, según reflejan las encuestas. Arce asumió en un país sumido en la crisis institucional, y tras la cuestionada gobernación interina de Jeanine Áñez -quien participó de la asunción de Paz, tras dejar la prisión-.
El último mandatario de la historia del MAS quedó envuelto en una tensión con el líder y emblema del partido progresista, Evo Morales, luego de una serie enfrentamientos legislativos, que finalizó con un intento fallido de golpe de Estado en 2024, encabezado por el general Juan José Zuñiga.
A este suceso, Evo lo calificó como un “autogolpe” para fortalecer la imagen en picada de Arce. Así se produjo el quiebre del MAS, que quedó dividido por los arcistas y los evistas, que concluyó en una paliza electoral en agosto pasado, cuando el candidato del partido no superó el 3% de los votos. Como resultado, no más MAS.
Bolivia necesita paz
Un país que atraviesa más de cuatro décadas de crisis, necesita un volantazo. Las herramientas para encender el motor boliviano las tiene Paz, pero se pondrá a prueba su liderazgo, como actor sin experiencia de gobierno. Bolivia no tiene paz si Paz no tiene poder de gestión y diálogo con los partidos de derecha de Quiroga y Doria Medina.

Los primeros pasos ya se vieron con la lista de invitados, y sus ausencias. Desde Arce a nivel interno, y en lo exterior no haber invitado a Nicolás Maduro, líder de Venezuela, a Daniel Ortega de Nicaragua y Díaz Canel de Cuba. El nuevo alineamiento más occidental de esta Bolivia deberían darle al país más oxígeno que el que se necesita en la altura y también una urgente inversión extranjera directa, teniendo en cuenta el poder de recursos naturales que tiene a su favor. Sobre todo en el triángulo del litio, elemento clave que Estados Unidos ya puso la nariz sobre Latinoamérica y la geografía que posee de este activo.
Con las divisas que ingresen, sumado a las nuevas alianzas, Bolivia tiene que solucionar la faltante de gas, que golpea a todos los trabajadores, y no permite la movilización, y la escasez de alimentos, que golpea a las clases más bajas, en un país donde la pobreza ronde entre el 40 y 45%.
De esta forma, la derecha gobernará por primera vez Bolivia, luego de 20 años del MAS. Un desafío importante para el próximo líder, que como indica su apellido, deberá traer la paz al pueblo boliviano.
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