El cercano lanzamiento del tercer y más moderno portaaviones de China, el Fujian, dio pie a un análisis especializado que alabó sus cualidades, pero sostuvo que no constituye una amenaza existencial para la presencia de Estados Unidos en el Indo-Pacífico.
El análisis lleva la firma de Lyle Goldstein, asociado al Instituto Watson de Asuntos Internacionales de la Universidad Brown y director para el relacionamiento con Asia del think tank Defense Priorities, bajo el título “los llamativos portaviones chinos no son una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos“.

Allí se pone el foco en uno de los principales avances del Fujian, la incorporación de catapultas electromagnéticas, una tecnología con la que actualmente solo cuenta el USS Gerald Ford de Estados Unidos, y que le permitirá operar aeronaves más pesadas y con mayor alcance. En este sentido, Goldstein sostiene que “un progreso tan rápido ha puesto en pánico distintos ámbitos de Washington. Sin embargo, los valores fundamentales del balance militar en Asia-Pacífico son estables y todavía favorecen a EE.UU. por un amplio margen”.
Las ventajas estratégicas del Fujian, el nuevo portaviones chino
En primer lugar, Goldstein destaca el avance tecnológico que la incorporación de catapultas electromagnéticas representa para China, ya que le permite que su grupo aéreo embarcado esté integrado por cazas furtivos J-35, versiones avanzadas del J-15 y aeronaves de alerta temprana KJ-600.
Al enviar J-35 al aire desde el Fujian, “parece que China se ha convertido en el primer país en utilizar las catapultas electromagnéticas para lanzar un caza de quinta generación”. En contraste, la versión norteamericana de la tecnología “se ha probado algo decepcionante por el hecho de que todavía no pueden lanzar los F-35C, que se espera sean el estándar de las aeronaves transportadas por portaviones en las próximas décadas”.

Sin embargo, el punto que subraya el especialista es el lanzamiento de los KJ-600, un avión de alerta temprana aerotransportada (AEW por sus siglas en inglés) que permite “detecciones de radar de alto alcance y gestión de combate efectivo para la era de los misiles, así como proteger al grupo de batalla del portaviones de amenazas aéreas y misilísticas”.
“Hasta que la Armada china difundió videos de sus catapultas electromagnéticas lanzando el KJ-600, ninguna otra en el mundo además de la de los Estados Unidos podía lanzar una aeronave tan pesada”. Esto, subraya, “daba a los portaviones estadounidenses una ventaja enorme de inteligencia y gestión de batalla. Esta ventaja ya no existe”.
El Fujian no modificaría la situación de Estados Unidos y sus aliados en Asia-Pacífico
Aunque el autor reconoce que estos avances colocan a la Armada china en un lugar de competencia en términos de innovación con la Marina estadounidense, también asegura que, de momento, el lanzamiento del Fujian no es una amenaza existencial en los dos frentes que desvelan a los analistas de China: Taiwán y el Mar de China Meridional.
En la disputa en el estrecho de Taiwán, simplemente, los portaviones no presentan un avance significativo en las capacidades militares de China. “De hecho, el Ejército Popular de Liberación Chino ya posee una plétora de bases aéreas y de misiles cerca de la isla, por lo que los portaviones no son necesarios para asegurar este espacio aéreo crucial”.

Sin embargo, aún si el Fujian no tuviera como propósito la anexión de la isla, Goldstein señala que “los estrategas estadounidenses harían bien en reconocer que Taiwán no constituye un interés vital para Estados Unidos que valga una gran guerra de poderes”, debido a “las ventajas duales de proximidad y voluntad nacional” que China tiene en esta causa.
Respecto a la situación en que este desarrollo coloca a aliados de EE.UU. como Japón y Filipinas, Goldstein apunta que “los portaviones consumen una enorme cantidad de combustible y municiones, y China carece de la infraestructura para apoyar ese tipo de expediciones por un largo período de tiempo”. En este sentido, apunta, “no sólo China tiene un bajo número de portaviones, sino que la flota china de barcos petroleros es limitada y constituiría una serie de objetivos vulnerables para Estados Unidos“.
Además, señala que “la experiencia china en el combate naval a gran escala es mínima, por decir lo mínimo, y carecen de defensas creíbles contra submarinos de Estados Unidos que tienen una ventaja cualitativa”. Por estos motivos, el analista pide “suspirar y reconocer que el desarrollo naval chino, que merece ser seguido de cerca, no amenaza la seguridad nacional de Estados Unidos en este momento o el futuro cercano”.
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Tenía que ser una goldstein la que hizo ese análisis Jajaja dan risa estos gringos