En Kuala Lumpur, durante la cumbre de la ASEAN, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se reunió con su homólogo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, en un intento por revertir meses de tensiones económicas y diplomáticas. Lula afirmó que Trump “garantizó” un acuerdo comercial entre ambos países y que este podría concretarse “más rápido de lo que nadie piensa”, en medio de conversaciones centradas en la cooperación sobre tierras raras.

La reunión, que se extendió por unos 45 minutos, marcó el primer diálogo directo entre ambos líderes desde que Washington impuso aranceles del 50 % a los productos brasileños y sanciones a funcionarios del Gobierno por la condena al expresidente Jair Bolsonaro. Según Lula, el encuentro fue “muy positivo” y permitió reabrir un canal de comunicación que había quedado prácticamente congelado tras la escalada de medidas punitivas de la Casa Blanca.
En paralelo, el encargado de negocios de Estados Unidos en Brasil, Gabriel Escobar, mantuvo encuentros con representantes del sector minero el 28 de octubre, durante una conferencia de la industria celebrada en Salvador, estado de Bahía, según confirmó una fuente a Reuters. Las conversaciones se centraron en el papel estratégico de las tierras raras, un recurso que cobró protagonismo en la agenda bilateral y que podría convertirse en un eje clave de la negociación entre ambos países.

Este esfuerzo diplomático paralelo evidencia que Washington busca no solo aliviar tensiones, sino también asegurar el acceso a recursos estratégicos frente al avance chino. Con la segunda mayor reserva mundial de tierras raras -solo detrás de China-, Brasil se encuentra en una posición privilegiada para negociar su rol en la cadena global de suministro de minerales críticos, esenciales para la producción de vehículos eléctricos, sistemas de defensa avanzados y dispositivos médicos. Se espera que este tema se consolide como uno de los pilares de las próximas conversaciones para la reducción o eliminación de los aranceles impuestos por la administración Trump.
Lula redobló la apuesta ante las presiones de Trump
El eje central de la reunión, sin embargo, fue el papel de Lula. El mandatario presentó a Trump un documento en el que argumentó que los aranceles estadounidenses se basan en “información errónea” y defendió la solidez del comercio bilateral. “Tuvimos una muy buena reunión… Le dije que era extremadamente importante tener en cuenta la experiencia de Brasil como el país más grande de Sudamérica”, expresó Lula, quien se mostró confiado en alcanzar un entendimiento en el corto plazo.
Según el analista Elvin Calcaño, este encuentro reflejó tres aspectos clave. Primero, la habilidad política de Lula: hace apenas un mes desafiaba abiertamente a Trump, y hoy aparece estrechándole la mano. Segundo, los embates del líder republicano revitalizaron políticamente al presidente brasileño, que pasó de una baja aprobación a liderar con holgura las encuestas frente a todos los candidatos de derecha, incluido Bolsonaro. Y tercero, la capacidad de Brasil de negociar de igual a igual con Washington, una ventaja que refuerza la imagen de Lula como un actor capaz de defender la soberanía nacional sin romper puentes diplomáticos.

A ello se suma el respaldo de las élites empresariales y mediáticas brasileñas, que optaron por cerrar filas en torno al presidente en lugar de alinearse con las presiones externas. Este consenso interno fortaleció la posición de Lula y contrastó con el caso de otros países latinoamericanos, donde los choques con Estados Unidos derivaron en divisiones políticas y mediáticas profundas.
Estados Unidos mantiene cautela mientras China gana más terreno
Mientras tanto, Trump, aunque elogió a Lula y calificó el diálogo como “bueno”, evitó comprometerse con plazos o garantías concretas. Pese a esa cautela, el mandatario republicano destacó la “buena relación personal” con el líder brasileño y aseguró que ambos países “pueden lograr grandes cosas juntos”.
Las medidas de Washington, sin embargo, ya reconfiguraron parte del comercio internacional: los aranceles más altos encarecieron la carne vacuna en Estados Unidos y promovieron la triangulación a través de terceros países como México. En contraste, las exportaciones brasileñas hacia China continúan en expansión, consolidando al gigante asiático como el principal socio comercial del país sudamericano. Ese equilibrio -entre pragmatismo diplomático y autonomía estratégica- es, precisamente, el que Lula busca preservar en su nueva etapa de relaciones con Washington.
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