Alemania avanza hacia una revolución militar sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial. Según reveló POLITICO, el gobierno del canciller Friedrich Merz elaboró una hoja de ruta de adquisiciones armamentísticas valuada en 377.000 millones de euros, que convertiría a la Bundeswehr en la mayor fuerza convencional de Europa y en el eje del rearme continental frente a la amenaza rusa.

El documento interno de 39 páginas detalla más de 320 proyectos de equipamiento y armas, distribuidos entre los dominios terrestre, aéreo, naval, espacial y cibernético. De ellos, 178 ya tienen contratistas asignados, y 160 corresponden a empresas alemanas, confirmando la estrategia de mantener la inversión dentro de la industria nacional de defensa.
Rheinmetall y Diehl Defence, los grandes ganadores del rearme
La empresa Rheinmetall, con sede en Düsseldorf, se posiciona como la principal beneficiaria de este nuevo ciclo militar: figura en 53 líneas de planificación por más de 88.000 millones de euros, incluyendo los programas Puma y Boxer, desarrollados junto a KNDS. El plan contempla la entrega de 687 blindados Puma, de los cuales 662 serán versiones de combate y 25 de entrenamiento, a completar hacia 2035.

En materia de defensa aérea, el Ejército alemán busca adquirir 561 sistemas Skyranger 30, torretas antiaéreas de corto alcance diseñadas para la protección contra drones y amenazas de baja cota. Por su parte, Diehl Defence, con base en Baviera, se consolida como el segundo gran contratista, con 21 proyectos valuados en €17.300 millones. Su sistema IRIS-T, utilizado por Ucrania, será el pilar de la futura arquitectura de defensa aérea alemana, con 14 baterías IRIS-T SLM, 396 misiles SLM y 300 misiles LFK de corto alcance, por un total de 4.200 millones de euros.
Satélites, drones y el salto al dominio espacial
El plan alemán no se limita al terreno convencional. La Bundeswehr destinará más de €14.000 millones al espacio, incluyendo una constelación satelital en órbita baja (LEO) valuada en €9.500 millones, destinada a garantizar comunicaciones seguras y resistentes a interferencias entre tropas y centros de comando. Esta apuesta tecnológica se enmarca en la “Estrategia de Seguridad Espacial” impulsada por el ministro de Defensa Boris Pistorius, que prevé una inversión total de €35.000 millones para fortalecer el dominio aeroespacial alemán hacia 2035.

La cartera también incorpora drones tácticos y marítimos de última generación:
- 12 LUNA NG, valuados en €1.600 millones.
- 4 drones marítimos uMAWS, por €675 millones.
- Ampliación de la flota de Heron TP israelíes, con nuevas municiones por €100 millones.
Dependencia estratégica: el factor estadounidense
A pesar de la preeminencia de la industria nacional, el documento incluye 25 programas vinculados a contratistas extranjeros, principalmente estadounidenses, por un valor de €14.000 millones. Estos sistemas garantizan la continuidad del rol nuclear compartido de Alemania dentro de la OTAN, aunque mantienen la dependencia tecnológica y logística de Washington.
Entre ellos se destacan:
- 15 cazas F-35A de Lockheed Martin, por €2.500 millones.
- 400 misiles de crucero Tomahawk Block Vb, por €1.150 millones.
- Tres lanzadores Typhon para capacidad de ataque profundo (2.000 km).
- Cuatro aviones P-8A Poseidon de patrulla marítima, por €1.800 millones.
La nueva estrategia de financiación y el fin del “freno de deuda”
El megaplan se enmarca en la decisión del gobierno alemán de excluir el gasto en defensa del límite constitucional de endeudamiento, lo que permitirá financiar programas multianuales más allá del fondo especial de €100.000 millones aprobado tras la invasión rusa de Ucrania. Cada proyecto con un valor superior a €25 millones deberá ser aprobado por el Comité Presupuestario del Bundestag, mientras Berlín se prepara para redefinir su papel como potencia militar central en Europa.

“Queremos construir el ejército convencional más fuerte de Europa, con todos los recursos necesarios para garantizar la seguridad del continente”, había anticipado Merz en mayo. Con este plan, Alemania recupera su posición como potencia militar industrial de referencia, articulando una red de proveedores locales y alianzas tecnológicas que reflejan un cambio estructural en la defensa europea.
Los programas se extenderán bien entrados los años 2030, coincidiendo con el crecimiento del personal militar y la reconfiguración doctrinal de la Bundeswehr frente a un entorno de amenazas híbridas y convencionales. Mientras el continente redefine sus prioridades, Berlín busca consolidar su papel como columna vertebral de la seguridad europea, equilibrando la autonomía estratégica industrial con la cooperación transatlántica.
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