La esperada cumbre entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia, Donald Trump y Vladimir Putin, podría postergarse hasta lo impredecible, lo que sería un signo de desencuentro entre las dos potencias respecto a cómo ponerle fin a la guerra en Ucrania.
La relación entre los dos jefes de estado, al menos a ojos del público, traza un camino con altos y bajos frenéticos. Luego de validar internacionalmente a Putin en la cumbre realizada en Anchorage, Alaska, Trump pasó de afirmar que el país euroasiático tenía “todas las cartas” para definir el futuro del conflicto a calificar a Rusia como “un tigre de papel”, que podía ser derrotado por Ucrania, país al que finalmente le negó los misiles Tomahawk que le permitirían atacar objetivos estratégicos en el interior del territorio enemigo.

Para sumar más complejidad al asunto, el mandatario norteamericano dijo que tomó esta decisión a partir de una llamada telefónica con Putin. “De hecho, le pregunté: ‘¿Les importaría si les doy un par de miles de misiles Tomahawk a su oposición?’. Se lo dije. Se lo dije precisamente así. No le gustó la idea”, declaró Trump en un breve intercambio con la prensa en la Casa Blanca.
Luego de negar los misiles Tomahawk a Ucrania por pedido de Putin, todo parecía encaminado para que los dos líderes se reunieran cara a cara. El lugar seleccionado había sido Budapest, la capital de Hungría, donde Viktor Orbán oficiaría de anfitrión. Sin embargo, el encuentro que parecía previsto para la última semana de octubre podría dilatarse más de lo esperado.
Peligra la cumbre Trump-Putin en Hungría
Fue el presidente de Estados Unidos quien manifestó su voluntad de reunirse con su par ruso en el país de Europa del Este. Fue el jueves 16 de octubre, luego de la llamada telefónica en la que, entre otras cosas, discutieron el envío de armamento a Ucrania. Sin embargo, el foco está puesto en otra cumbre que debía ocurrir como prólogo de aquella: la del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, y su homólogo de Rusia, Serguéi Lavrov.
Este encuentro debía servir como una preparación diplomática del terreno para que más tarde ambos líderes pudieran avanzar hacia propuestas concretas para poner fin a la guerra en Ucrania. Pero este paso todavía no se concretó, y tampoco está claro cuándo se hará la cumbre de ministros.

El Departamento de Estado reportó que ambos sí hablaron por teléfono, lo que daría aún más sustancia a la postergación como signo de un desencuentro en los puntos que llevarían a un alto al fuego. “El secretario enfatizó la importancia de los encuentros venideros como una oportunidad para que Moscú y Washington colaboren para avanzar una resolución durable para la guerra entre Rusia y Ucrania, en línea con la visión del presidente Trump“, fue el lacónico comunicado.
Pero no está muy claro cuál es esa visión. Hay que recordar que, luego de la última reunión entre el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y Donald Trump, el pasado viernes 17, los europeos filtraron que el presidente estadounidense casi repetía los argumentos de Putin, pero la delegación de Kiev logró convencerlo de no adherir a la que sería la nueva propuesta rusa para terminar la guerra.

Esta incluiría la cesión completa del Donbás a cambio de concesiones rusas en las regiones de Jersón y Zaporizhia, actualmente disputadas entre ambos ejércitos. Sin embargo, el lado ucraniano insiste en la congelación del frente de batalla actual, que le permitiría retener algo de la región oriental de Ucrania, prácticamente el origen del conflicto ya que al momento de la invasión llevaba casi ocho años en guerra civil con facciones prorrusas.
Te puede interesar: Con la escalada de tensiones entre EE.UU. y Venezuela, ¿puede el Atlántico Sur convertirse en un nuevo escenario militar?













