El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibirá a su homólogo de Ucrania, Volodímir Zelensky, con una mala noticia: no parece dispuesto a enviar a su país los misiles Tomahawk que le permitirían atacar con precisión el interior de Rusia.
Para sumar más complejidad al asunto, el mandatario norteamericano dijo que tomó esta decisión a partir de una llamada telefónica con el presidente de Rusia, Vladimir Putin. “De hecho, le pregunté: ‘¿Les importaría si les doy un par de miles de misiles Tomahawk a su oposición?’. Se lo dije. Se lo dije precisamente así. No le gustó la idea”, declaró Trump en un breve intercambio con la prensa en la Casa Blanca.

De todas formas, justificó su reticencia en la importancia que este armamento tiene en el arsenal estadounidense: “Nosotros también necesitamos misiles Tomahawk para Estados Unidos. Tenemos muchos, pero los necesitamos. Es decir, no podemos debilitar a nuestro país. Son vitales, muy potentes, muy precisos y muy buenos. Pero también los necesitamos”.
La discusión por la entrega de este tipo de sistema de ataque de crucero de largo alcance producido en Estados Unidos, capaz de alcanzar objetivos a más de 1.600 kilómetros, lleva varias semanas en el foco. Ucrania busca incorporarlo para mejorar sus posibilidades de realizar ataques profundos sobre Rusia, una de las cartas con la que cuenta para forzar a Moscú a la mesa de negociación.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, afirmó el pasado 8 de octubre que la posible entrega de misiles de crucero Tomahawk por parte de Estados Unidos podría “obligar a Rusia a ver la realidad y sentarse a negociar“. “Trump puede darle a Ucrania herramientas de largo alcance que cambien nuestra posición en cualquier futura negociación”, señaló Zelenski. “El mensaje es claro: Ucrania será fortalecida por todos los medios posibles, y los Tomahawk son uno de ellos”. Sin embargo, a poco tiempo de recibirlo en la Casa Blanca, Donald Trump relativiza este envío.

Trump y Zelensky se reúnen en la Casa Blanca
El ida y vuelta por el envío de misiles Tomahawk a Ucrania se produce cerca de un nuevo encuentro entre Trump y Zelensky, que se reunirán este viernes en la Casa Blanca.
El viaje del mandatario ucraniano se produce en un contexto de crecientes presiones militares rusas en el frente oriental y sobre infraestructura crítica ucraniana. “Algunas cuestiones no son para una conversación telefónica, por eso nos reuniremos”, dijo Zelenski a periodistas en Kyiv, dejando entrever negociaciones sensibles en materia de armamento estratégico.

El acercamiento militar se enmarca en una negociación estratégica más amplia. Según Reuters, Estados Unidos y Ucrania están avanzando en un acuerdo tecnológico sobre drones, que implicaría cooperación industrial y transferencia de capacidades. Fuentes diplomáticas europeas consideran que el pacto busca “mantener el compromiso de Trump con Ucrania y evitar que se incline hacia el aislamiento estratégico”.
El diálogo bilateral con Washington es clave para Kiev, ya que las conversaciones de paz se encuentran estancadas y Rusia incrementó sus ataques contra infraestructura energética ucraniana. Zelenski advirtió que, ante los últimos bombardeos contra la red eléctrica y plantas de gas, Ucrania podría verse obligada a importar energía para sostener su economía de guerra.
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