China acusó este jueves a EE.UU. de provocar pánico global con sus críticas a los recientes controles sobre las exportaciones de tierras raras, rechazando una demanda de la Casa Blanca de levantar esas restricciones. El régimen chino calificó los comentarios del secretario del Tesoro, Scott Bessent, como “groseramente distorsionados” y contestó con una refutación de siete puntos en el diario oficial del Partido Comunista.

Washington había sugerido que Pekín podría mitigar el riesgo del 100 % de aranceles prometidos por Trump si eliminaba esas medidas que entrarían en vigor el 8 de noviembre. El gigante asiático sostiene que sus controles de exportación no están diseñados para paralizar industrias internacionales, sino para proteger su seguridad nacional, y asegura que las solicitudes de licencia destinadas a usos civiles serán aprobadas.
En este sentido, el portavoz He Yongqian acusó a EE.UU. de interpretar “de forma exagerada y distorsionada” las medidas chinas para sembrar “malentendidos y pánico innecesario”. También negó que China pretenda exigir licencias para todos los productos que contengan trazas de tierras raras chinas hasta su destino final.

Sin embargo, funcionarios estadounidenses calificaron el paso chino como “una toma de poder de la cadena de suministro global”, instando a Pekín a abstenerse de implementarlas. Bessent sugirió que podría extenderse la tregua arancelaria de 90 días que vencerá en noviembre, pero advirtió que EE.UU. reaccionará si Beijing se muestra poco confiable.
Crece la escalada comercial entre EE. UU. y China
Este intercambio se da en la antesala a la reunión prevista entre Donald Trump y Xi Jinping en Corea del Sur. Si bien Trump calificó la operación minera china como “impactante”, China sostiene que notificó a EE.UU. antes de anunciar el nuevo régimen de licencias y que las medidas son coherentes con prácticas que ya existían en otras potencias.

Para muchos analistas, estos controles representan una escalada estratégica en la relación bilateral. China controla aproximadamente el 70 % de la producción mundial de tierras raras, así como una parte dominante de su procesamiento. Con ello, el gigante asiático posee una palanca crítica sobre industrias tecnológicas, defensa y cadenas de suministro globales. EE.UU. y sus aliados podrían verse obligados a acelerar la diversificación de su abastecimiento para reducir la dependencia china.
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