El presidente de Colombia, Gustavo Petro, afirmó el miércoles 8 de octubre que existen “indicios” de que la más reciente embarcación bombardeada por Estados Unidos en el mar Caribe podría haber sido colombiana y transportaba ciudadanos colombianos. La acusación se produce en un contexto de operaciones militares de EE. UU. contra botes en aguas cercanas a Venezuela, que suscitó controversia y tensión diplomática.

En este sentido, Petro lanzó esa declaración al responder a un mensaje del senador demócrata Adam Schiff, quien anunció su intención de impulsar una votación para impedir más ataques sin autorización del Congreso. Schiff afirmó que estas operaciones podrían ser ilegales y arrastrar a EE. UU. hacia un conflicto más amplio. Petro respaldó esa postura y adelantó que expondrá el tema ante representantes de gobiernos europeos.
“El ataque es contra toda Latinoamérica y el Caribe”, sostuvo el mandatario colombiano en redes sociales. “No hay guerra contra el contrabando. Es una guerra por el petróleo”, añadió, instando a que las familias de los supuestos afectados denuncien públicamente. Según Petro, el uso de misiles contra botes “como en Gaza” evidencia una estrategia más amplia y agresiva.

La Casa Blanca respondió rechazando las afirmaciones de Petro como “infundadas y reprobables” y pidió una retractación pública para establecer un diálogo “productivo” entre EE. UU. y Colombia. Washington sostiene que sus acciones en el Caribe están dirigidas contra embarcaciones supuestamente vinculadas al narcotráfico, sin aportar pruebas públicas de la identidad de los barcos o sus tripulantes.
Las acciones de Estados Unidos podrían llevar a una escalada regional con Colombia
Esta disputa se inserta en la más amplia crisis entre EE. UU. y Venezuela que escaló en 2025, cuando Washington desplegó fuerzas navales en el Caribe y comenzó operaciones contra botes designados como “narco-terroristas”. En ese marco, el ataque del 2 de septiembre contra una lancha venezolana, en el que murieron 11 personas, es considerado el primer evento visible de esa campaña. Sin embargo, si se verificara que la embarcación atacada era colombiana, esto representaría una escalada directa entre Colombia y EE. UU., con repercusiones en la diplomacia regional.
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