Europa atraviesa una nueva fase de tensión estratégica tras una serie de incursiones aéreas rusas que obligaron a Bruselas a replantear su política de defensa. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, advirtió este miércoles en Estrasburgo que el continente enfrenta una “campaña deliberada y selectiva en la zona gris”, instando a los Estados miembros a abandonar su zona de confort y reforzar su capacidad colectiva de disuasión.
“Hay que proteger cada centímetro cuadrado de nuestro territorio”, afirmó la dirigente europea ante el Parlamento, tras los recientes incidentes registrados en Polonia, Rumanía, Estonia, Dinamarca, Bélgica y Alemania, algunos atribuidos directamente a Moscú. Según Von der Leyen, estos hechos demuestran que Europa ya no puede considerar su espacio aéreo como un entorno seguro, y que la amenaza de los drones y la desinformación se ha convertido en una dimensión cotidiana del conflicto.

La presidenta de la Comisión describió las incursiones, los ciberataques, el sabotaje a infraestructuras críticas y la interferencia electoral como parte de una estrategia coherente de guerra híbrida, orientada a dividir a la Unión y socavar su apoyo a Ucrania. “Estos incidentes están calculados para permanecer en la penumbra de la negación. No son acosos aleatorios, sino una campaña creciente para poner a prueba nuestra determinación”, subrayó.
Von der Leyen llamó a investigar cada ataque, atribuir responsabilidades y reforzar la disuasión europea, reconociendo que el concepto tradicional de “vivir en paz” ha mutado hacia la necesidad de prevenir, anticipar y responder a agresiones no convencionales. “Si dudamos en actuar, la zona gris no hará más que ampliarse”, advirtió, marcando un punto de inflexión en el discurso estratégico del bloque.

Entre las iniciativas impulsadas por la Comisión figura el ambicioso proyecto del “muro de drones”: un sistema integrado de detección y neutralización a lo largo del flanco oriental de la UE. La propuesta, presentada en septiembre, generó amplio debate en la cumbre informal de Copenhague. Mientras líderes como Emmanuel Macron y Friedrich Merz expresaron dudas sobre su viabilidad, Pedro Sánchez y Giorgia Meloni reclamaron un enfoque integral que incluya también al Mediterráneo y al Atlántico.
En respuesta, Von der Leyen defendió un “enfoque de 360 grados” que contemple todos los frentes de la Unión, desde la vigilancia de la migración instrumentalizada y la “flota fantasma rusa”, hasta la cooperación ante desastres naturales o crimen organizado. A su vez, subrayó que el incremento del gasto en Defensa debe beneficiar prioritariamente a la industria europea, consolidando el principio de “Made in Europe” que Francia promueve como eje de soberanía estratégica.
Con un tono inusualmente directo, la presidenta concluyó: “Podemos acobardarnos y ver cómo se intensifican las amenazas rusas, o enfrentarlas con unidad, disuasión y determinación. Sé qué lado elegiremos”.
La frase resonó en el hemiciclo como un mensaje inequívoco: la guerra híbrida de Rusia ya no se libra solo en Ucrania, sino en el corazón mismo de Europa.
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