La Marina francesa interceptó en aguas del Atlántico al petrolero Boracay, identificado como parte de la “flota sombra” rusa, en el marco de una investigación por los misteriosos vuelos de drones que forzaron el cierre de aeropuertos en Dinamarca durante septiembre. El buque, que había partido del puerto ruso de Primorsk con destino a Vadinar, India, transportando 750.000 barriles de crudo, fue desviado hacia el puerto de Saint-Nazaire tras ser interceptado por un navío francés el domingo pasado.

El operativo fue ordenado luego de que el fiscal público de Brest abriera una investigación por la negativa de la tripulación a justificar la nacionalidad del buque y su falta de cooperación. El presidente Emmanuel Macron respaldó la medida calificándola de “una buena decisión”, mientras que el Kremlin aseguró no tener información sobre el incidente.
Una flota sombra bajo sospecha
El Boracay, que hasta hace pocos días operaba bajo el nombre Pushpa y antes fue conocido como Varuna y Kiwala, forma parte de los buques con identidad opaca que integran la llamada “flota sombra rusa”, utilizada para eludir sanciones occidentales y comerciar petróleo ruso en mercados alternativos. El Reino Unido ya lo había sancionado en octubre de 2024 por transportar crudo a terceros países, y este año el navío había sido retenido temporalmente en Estonia por inconsistencias en su registro marítimo.

La embarcación estaba en las inmediaciones de Dinamarca los días 22 y 24 de septiembre, fechas en las que drones no identificados obligaron a cerrar durante horas los aeropuertos de Copenhague y Aalborg. Expertos navales señalaron al Boracay como uno de los cuatro buques vinculados a Rusia en la zona durante los incidentes, reforzando la hipótesis de que las aeronaves fueron lanzadas desde plataformas marítimas.
Drones, guerra híbrida y respuesta europea
Los drones avistados sobre Dinamarca serían modelos de ala fija o delta, capaces de ser lanzados por catapulta desde un barco de gran porte. Aunque no se logró interceptar ninguna de estas aeronaves, las autoridades danesas consideran que su origen responde a una acción hostil vinculada a Rusia. La primera ministra Mette Frederiksen denunció que Europa enfrenta una “guerra híbrida”, citando no sólo las incursiones en Dinamarca, sino también las registradas en Polonia y en el norte de Alemania en septiembre.
En Schleswig-Holstein, drones de reconocimiento sobrevolaron instalaciones militares e infraestructuras críticas, según reveló un informe oficial publicado en Der Spiegel. La coincidencia temporal de estos incidentes y la presencia de buques rusos y comerciales en la zona alimenta las sospechas de una estrategia de intimidación híbrida por parte de Moscú.
Cumbres y defensas frente a la amenaza
El caso Boracay será tema central en la cumbre de la Unión Europea en Copenhague, donde se discutirá la creación de un “muro de drones” europeo para blindar el espacio aéreo. Al encuentro seguirá la reunión de la Comunidad Política Europea con 47 países, en la que se espera un fuerte mensaje de coordinación en defensa aérea. Varios socios, entre ellos el Reino Unido, ya desplegaron sistemas antidrones en Dinamarca como medida de apoyo inmediato.

La detención del petrolero ruso Boracay no sólo implica un golpe a la red logística de Moscú en el comercio energético, sino que también subraya la creciente militarización del Mar Báltico. Para Francia, el abordaje se enmarca en su compromiso de garantizar la seguridad europea frente a las tácticas no convencionales de Rusia en el continente.
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