La exdirectora del MI5, Eliza Manningham-Buller, advirtió que el Reino Unido podría considerarse ya en guerra con Rusia, no a través de un conflicto convencional, sino mediante una confrontación híbrida caracterizada por ciberataques, sabotajes e intentos de asesinato en suelo británico. La declaración se produjo durante una entrevista en un pódcast con el lord speaker John McFall, y refleja un endurecimiento de las percepciones en Londres sobre la naturaleza de la amenaza rusa.

Una guerra de baja intensidad
Según Manningham-Buller, los ataques rusos contra intereses británicos se intensificaron desde la invasión de Ucrania en 2022. Señaló que existen pruebas de sabotajes, operaciones de inteligencia hostil y agresiones directas vinculadas a Moscú. Coincidió así con la analista Fiona Hill, exasesora de Donald Trump y reconocida experta en Rusia, quien había afirmado que “Occidente ya está en guerra con Rusia” en términos no convencionales.
Entre los casos recientes destacan:
- La condena de seis búlgaros por integrar una red de espionaje ruso en territorio británico.
- El procesamiento de cinco individuos por participar en un ataque incendiario en un depósito de Londres que almacenaba material militar destinado a Ucrania, acción atribuida directamente a órdenes del Kremlin.
- Una escalada de ciberataques contra empresas y organismos británicos, denunciada públicamente por el entonces ministro de la Oficina del Gabinete, Pat McFadden.
Rusia y la OTAN en el mismo tablero
La amenaza no se limita al Reino Unido. En septiembre, 19 drones rusos no armados ingresaron en espacio aéreo polaco, aumentando la presión sobre los aliados de la OTAN en Europa del Este. Estos incidentes refuerzan la percepción de que Moscú busca extender la zona gris del conflicto más allá de Ucrania, desafiando los límites entre la guerra convencional y la confrontación híbrida.

Ecos del pasado y la figura de Putin
Manningham-Buller recordó que durante su gestión como jefa del MI5 (2002-2007) se abrigaban expectativas de cooperación con Rusia. Incluso se reunió con Vladimir Putin en 2005, durante una visita a Londres posterior a la cumbre del G8 en Escocia. Sin embargo, destacó que apenas un año después el Kremlin habría ordenado el asesinato en Londres del exagente ruso Alexander Litvinenko, envenenado con polonio-210, un hito que marcó el inicio de una nueva etapa de confrontación.

Implicancias estratégicas
Las declaraciones de la exjefa de inteligencia refuerzan la narrativa de que el Reino Unido ya enfrenta una guerra no declarada con Rusia, donde las herramientas de agresión van desde la ciberofensiva y la desinformación hasta la acción encubierta en territorio europeo. Para Londres, el desafío no es solo militar, sino también diplomático y de seguridad interna, con consecuencias directas para la cohesión de la OTAN y la defensa colectiva frente a la amenaza rusa.
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