La dimensión militar de la relación entre Argentina y Estados Unidos cobró un nuevo impulso en los últimos meses. La adquisición de aviones F-16 y blindados Stryker, junto con acuerdos de interoperabilidad bajo estándares OTAN, consolidan a Buenos Aires como socio estratégico de Washington en el Cono Sur. Mientras China incrementa su influencia militar y tecnológica en América Latina, el Comando Sur de EE.UU. advierte que estos movimientos representan un desafío directo a la seguridad regional. ¿Es el apoyo estadounidense a la defensa argentina parte de esta competencia global?
Modernización militar argentina con apoyo estadounidense
Argentina selló acuerdos clave con Washington que marcan un antes y un después en su política de defensa. La compra de 24 F-16 a Dinamarca con aval estadounidense y de 207 vehículos blindados Stryker al Pentágono refuerzan las capacidades del Ejército argentino y lo alinean con estándares OTAN. Estos equipos no solo modernizan una fuerza armada debilitada por décadas de desinversión, sino que también fortalecen la interoperabilidad con aliados occidentales en un escenario geopolítico de creciente polarización.

El ministro de Defensa, Luis Petri, subrayó que la cooperación con EE.UU. trasciende lo técnico para convertirse en una asociación estratégica. Washington, por su parte, destacó que los acuerdos buscan disuadir “influencias malignas” en el hemisferio occidental, en alusión directa a la presencia china. En este marco, Argentina también avanza en su aspiración de convertirse en socio global de la OTAN, un paso que reconfigura su posicionamiento internacional y la distancia de los países BRICS.
El factor China y las advertencias del Comando Sur
La creciente cooperación militar entre Buenos Aires y Washington cobra otra perspectiva al observar el avance chino en América Latina. El Comando Sur de EE.UU. ha alertado en repetidas conferencias de Defensa realizadas en Argentina que la expansión de Pekín en infraestructura, telecomunicaciones y proyectos de doble uso representa una amenaza directa a la estabilidad regional. Según el Comando Sur de EE.UU. (SOUTHCOM), la instalación de capacidades tecnológicas chinas en puertos y sistemas de vigilancia podría ser utilizada con fines militares, debilitando la soberanía de los países anfitriones.

Al mismo tiempo, el poderío militar chino en la región preocupa a los decisores estadounidenses. Informes recientes destacan que Pekín ha incrementado su presencia en el Caribe y Sudamérica mediante ventas de armamento, cooperación en ciberseguridad y programas de entrenamiento. Para Washington, la única forma de contener esta influencia es reforzando a sus aliados regionales. Tomando en cuenta esta coyuntura, el apoyo en defensa a Argentina no solo responde a la necesidad de modernización militar, sino que constituye una pieza clave en la disputa estratégica entre EE.UU. y China en el hemisferio.
Te puede interesar: El Comando Sur de EE.UU. alerta por las amenazas de China en la región en una nueva conferencia de Defensa en Argentina













