En la última semana, Argentina se convirtió en el centro de atención internacional tras recibir un respaldo inédito por parte de EE.UU. La decisión del Tesoro de apoyar al gobierno de Javier Milei con medidas financieras inmediatas disparó los mercados locales y reforzó la imagen de la Casa Rosada en vísperas de las elecciones legislativas. Sin embargo, la pregunta que sobrevuela los análisis es inevitable: ¿se trata únicamente de un gesto hacia un socio estratégico en crisis, o es parte de la disputa global por contener la influencia de China en América Latina?
El impulso de Washington a Milei
El respaldo de Estados Unidos se tradujo en una combinación de anuncios financieros y mensajes políticos directos. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, confirmó que Washington está dispuesto a usar el Fondo de Estabilización de Cambio y hasta abrir una línea de crédito por 20.000 millones de dólares para contener la presión cambiaria argentina. El efecto fue inmediato: el peso se apreció, los bonos repuntaron y el mercado bursátil mostró un optimismo inesperado a pocas semanas de las elecciones de medio término.

Analistas remarcan que este nivel de apoyo es poco frecuente en la historia reciente de los mercados emergentes. Para muchos, se trata de un “circuit breaker” que evita escenarios de default y fuga de capitales, al tiempo que mejora la posición de Milei en las negociaciones con gobernadores y sectores empresariales. Más allá del alivio financiero, el movimiento refuerza la alianza política entre Trump y Milei, consolidando a Argentina como un socio estratégico de Washington en el Cono Sur.
China y la competencia regional
El trasfondo de este apoyo no puede analizarse correctamente sin contemplar el rol de China. Mientras Washington respalda a Buenos Aires, Pekín profundiza su inserción en América Latina a través del comercio y las finanzas. La reciente compra de al menos diez cargamentos de soja argentina tras la eliminación temporal de impuestos a la exportación es un caso hartamente ilustrativo de la proyección que desea lograr el país asiático en la región. En este contexto, China desplaza a EE.UU. en un mercado clave, debilitando a los agricultores norteamericanos en plena temporada de ventas.

El fenómeno se inscribe en una tendencia más amplia. Un informe reciente de Chatham House destaca que China ha duplicado su peso en el comercio con el Sur Global en las últimas dos décadas, con América Latina como destino creciente de sus exportaciones y créditos. Este avance, sin embargo, genera suspicacias. Si bien ofrece oportunidades económicas inmediatas, también despierta recelo por el creciente superávit comercial de Pekín y la dependencia que esto puede generar. Frente a esta expansión, el renovado compromiso de Washington con Argentina parece más que una medida económica coyuntural.
Te puede interesar: Dura crítica del sector sojero de EE.UU. a Trump tras las negociaciones con Argentina y la falta de acuerdo con China














