Arabia Saudita y Pakistán rubricaron un pacto de defensa mutua que podría tener impactos directos en los equilibrios geopolíticos en Medio Oriente y Asia Meridional. Firmado el 17 de septiembre de 2025, el “Strategic Mutual Defense Agreement” estipula que cualquier agresión contra uno de los firmantes será considerada una agresión contra ambos, particularmente tras los recientes ataques y el miedo al abandono de Estados Unidos como garante de la seguridad.

En este sentido, el acuerdo se produce en medio de un contexto de alta tensión regional, exacerbada por los recientes ataques aéreos que perpetró Israel contra objetivos en Doha, Qatar, bajo conversaciones de alto perfil diplomático con Hamás. Estos bombardeos suscitaron inmediatas alarmas en los países del Consejo de Cooperación del Golfo, que confiaban en Estados Unidos como garante de su seguridad.
Aunque el pacto no especifica garantías nucleares explícitas, la condición de Pakistán como Estado con armas nucleares — con un estimado de 170 ojivas según el SIPRI al 2024 — introduce una dimensión estratégica más compleja. Analistas citados desde Financial Times señalan que esto puede funcionar como un paraguas disuasorio no declarado, lo que plantea interrogantes sobre los límites de la disuasión convencional y nuclear en la región.
El pacto entre Arabia Saudita y Pakistán puede tener implicancias regionales, con India por ejemplo
El pacto también interactúa con las relaciones de Arabia Saudita con India. Si bien desde el Gobierno saudí insisten en que mantener buenas relaciones con Nueva Delhi sigue siendo una prioridad, el acuerdo con Pakistán introduce tensiones latentes, dada la histórica rivalidad entre Islamabad y Nueva Delhi. India manifestó seguir con interés este desarrollo, evaluando sus implicaciones para su seguridad nacional y estrategia diplomática.

Desde la perspectiva internacional, este pacto podría ser interpretado como una señal de que Arabia Saudita busca diversificar sus alianzas de seguridad ante lo que percibe como una menor fiabilidad de las garantías estadounidenses y una mayor exposición a amenazas externas, entre ellas las acciones militares de Israel en la región. No obstante, expertos advierten que la formalización de esta alianza podría aumentar el riesgo de que conflictos locales escalen o se extiendan regionalmente.
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