El presidente de EE.UU. sorprendió a la prensa al asegurar que un tercer ataque contra una embarcación comandada por supuestos narcotraficantes venezolanos tuvo lugar tras confirmar un segundo ataque a barcos en aguas internacionales el 15 de septiembre. Trump reiteró su posición con respecto al narcoterrorismo, apuntando directamente contra el gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro. El magnate estadounidense continúa echando leña al fuego mientras crecen las especulaciones sobre una posible intervención de Washington en la región.
Washington revela un nuevo ataque hacia el narcotráfico en aguas del caribe
Consultado por medios de comunicación, Donald Trump dio a conocer el 16 de septiembre que existió un tercer ataque a una embarcación que habría estado en medio del transporte de sustancias ilegales desde Venezuela hacia EE.UU. Según los dichos del mandatario, el ataque del 15 de septiembre derribó dos barcos en lugar de uno, como se supuso al contemplar el video de la explosión compartido por el presidente estadounidense a través de su red social Truth Social, el 15 de septiembre.

Además, Trump respaldó la operación catalogada como segundo ataque en aguas internacionales, al divulgar que la lancha afectada llevaba en su interior fentanilo y cocaína. Esta sucesión de hechos se enmarca en el endurecimiento de la postura de EE.UU. con respecto a Venezuela, que alcanzó su punto cúlmine con el primer ataque a una embarcación en el sur del caribe a comienzos de septiembre 2025. En aquella oportunidad, fueron 11 los fallecidos, que se suman a los 3 confirmados en el segundo ataque.
¿Qué posibilidades hay de que estos incidentes evolucionen una intervención militar?
Con la llegada de Donald Trump por segunda vez a la Casa Blanca, EE.UU. demostró una política exterior activa con respecto a múltiples focos de tensión alrededor del mundo. La intervención de EE.UU. en los conflictos Armenia-Azerbaiyán, Tailandia-Camboya, y Rusia-Ucrania son algunos de los ejemplos más ilustrativos en lo que va de los primeros meses de la segunda administración Trump. Dada esta coyuntura, vale preguntarse si la posición que ha adoptado el gobierno de Washington acerca de Venezuela corre el riesgo de derivar en una intervención militar.

Las últimas elecciones en Venezuela estuvieron teñidas de acusaciones de fraude, comportamientos antidemocráticos, y engaños para asegurar la continuidad de Maduro en el poder. Tal es así, que la flexibilización de sanciones de EE.UU. a Venezuela fue producto de la celebración de elecciones en el país sudamericano. Una vez conocidos los resultados de los comicios proporcionados por el gobierno de Maduro, se especuló con nuevas sanciones que debilitaran a Maduro, pero no lograron un impacto real en el país.
Tras comprobar la ineficacia de las sanciones, EE.UU. ahora apuesta al control marítimo y la actuación del SOUTHCOM, el Comando Sur de EE.UU. que controla la actividad militar de Washington en América Latina y el caribe. Si bien los recientes ataques siembran un precedente para la escalada militar, el mensaje parece ser político, una advertencia clara a Caracas para cooperar con EE.UU. y bajar el tono del desafío abierto de Maduro. En estas circunstancias, una intervención militar figura como una opción poco probable, que no se descarta aún dependiendo de la evolución que presentes las relaciones Trump-Maduro.
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