Un nuevo informe realizado por las unidades cibernéticas de la Inteligencia de Defensa de Ucrania (HUR) expuso un ataque masivo contra Rusia, interrumpiendo los sistemas de pago de combustible, la infraestructura de telecomunicaciones y docenas de recursos en línea. Técnicamente, especialistas cibernéticos ucranianos lanzaron en la mañana del 7 de septiembre un ataque DDoS masivo contra la infraestructura de red de Rusia.
La información fue confirmada por la Dirección Principal de Inteligencia, que emitió declaraciones al medio de comunicación Ukrinform el pasado 8 de septiembre. Específicamente, se realizó un ataque inutilizando la plataforma “Advanced Payment Systems”, que gestiona las tarjetas de combustible de RosPetrol, así como servidores pertenecientes a Rostelecom y Lukoil.

El mismo día, los servicios de inteligencia ucranianos también atacaron la infraestructura del operador de telecomunicaciones ruso K-Corp, donde más de 700 conmutadores y 13 servidores de dos centros de datos quedaron fuera de servicio, paralizando por completo las operaciones de la empresa, informó HUR. K-Corp fue atacada deliberadamente, ya que presta servicios de telecomunicaciones al gigante ruso de defensa Kalashnikov Concern.
Otras decenas de plataformas rusas en línea fueron atacadas, y sus páginas de inicio mostraron un mensaje que conmemoraba el Día de la Inteligencia Militar de Ucrania. Las pérdidas financieras estimadas para Rusia son de entre 1 a 3 millones de dólares.
Ciberataques como nuevo terreno de combate
Desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania, el conflicto se ha extendido más allá del terreno militar convencional, consolidando el ciberespacio como un nuevo frente de combate. Los ataques DDoS, el sabotaje digital y la guerra de información se volvieron herramientas clave para desestabilizar infraestructuras críticas y manipular narrativas, así como también debilitar la logística del adversario.
En este contexto, Ucrania ha desarrollado capacidades ofensivas sofisticadas, con unidades especializadas como el HUR que operan en coordinación con aliados occidentales. Rusia, por su parte, ha sido acusada de múltiples operaciones de espionaje digital, hackeos a sistemas energéticos europeos y campañas de desinformación global. El ataque del 7 de septiembre se inscribe en esta escalada, apuntando directamente a empresas vinculadas al aparato militar ruso.

La frecuencia y precisión de estos ataques revelan una transformación estratégica, donde el sabotaje digital ya no es un complemento, sino un componente central de la guerra moderna. La ciberdefensa, por lo tanto, se torna tan crucial como la defensa territorial.
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