Las imágenes del gran desfile militar de China, celebrado el pasado miércoles, permitieron observar por primera vez la completa tríada nuclear de Pekín. Con un arsenal de misiles nucleares lanzados desde tierra, mar y aire, China presentó el DF-61, considerado su misil balístico intercontinental terrestre más reciente, y el DF-31BJ, una versión mejorada de antiguos modelos de misiles balísticos intercontinentales.

La revelación ocurrió en la plaza de Tiananmen, donde Pekín conmemoró el 80 aniversario de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial. Se cree que, aunque estos sistemas están en fase de desarrollo, China posee un importante arsenal de misiles balísticos intercontinentales terrestres. Principalmente, porque el desfile militar también incluyó el ICBM lanzado desde submarinos JL-3 y el debut del JL-1, un misil de largo alcance lanzado desde el aire. Estuvieron presentes otras armas nucleares, como el enorme misil DF-5C lanzado desde silos.
Un desfile con gran poder de exhibición
Los componentes de ataque nuclear terrestre, marítimo y aéreo de China son ampliamente innovadores, más aún considerando que sólo Estados Unidos, Rusia e India disponen de esta capacidad. A grandes rasgos, podría confirmarse que la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (PLAAF) se ha nuclearizado formalmente.
Antes de este desfile la PLAAF no tenía un papel nuclear reconocido, solo sospechas. Hacia 2020, China puso en servicio el H-6N, su primer bombardero con capacidad nuclear que puede repostar en pleno vuelo, plataforma clave para el componente aéreo de la tríada nuclear nacional, sumándose al desarrollo de un bombardero furtivo conocido como H-20.

Y si bien se trata de un arsenal mucho menor que las 4.300 y 3.700 cabezas nucleares que poseen Rusia y Estados Unidos, el sistema internacional considera que China está inmersa en una “rápida expansión nuclear”, donde poco se conoce de sus sistemas, incluyendo su estado operativo. Además, Pekín cuenta con cientos de misiles balísticos intercontinentales en su arsenal, los cuales pueden recorrer miles de kilómetros para alcanzar el territorio continental estadounidense.
Por ejemplo, a diferencia de otros aviones bombarderos chinos, el H-6N tiene un fuselaje modificado que le permite llevar externamente un misil balístico lanzado desde el aire con capacidad nuclear, que posiblemente le permite llevar a cabo ataques nucleares de precisión contra objetivos. Similar observación ocurre con el DF-41, predecesor del DF-61, que posee un alcance estimado de más de 7.500 millas y puede transportar múltiples ojivas.
El país también posee muchos misiles balísticos de teatro de operaciones, así como misiles de crucero. El JL-3, con una aparición estelar en el desfile del miércoles, es la tercera generación de misiles balísticos lanzados desde submarinos de China. Esta arma, junto con su predecesora, la JL-2, puede ser transportada por los submarinos clase Jin de Pekín, además de que el gigante asiático se encuentra desarrollando una nueva generación de submarinos lanzamisiles balísticos.
¿Disuasión o demostración?
El reciente desfile de China es considerado por Occidente como una demostración de poder, más que una simple capacidad de disuasión. Las sospechas siguen al informe de 2024 del Departamento de Defensa de Estados Unidos sobre el ejército chino, que afirmaba que el desarrollo del H-20 mostraba “el esfuerzo de la PLAAF por ampliar su capacidad de proyección de poder”.
Analistas consideran que no hay razones claras por las que los sistemas de lanzamiento nuclear distribuidos por tierra, mar y aire sean esenciales para la disuasión. Además de que se calculaba que China tendría más de 600 cabezas nucleares operativas en estos años.

Puntualmente, Estados Unidos dispone de una sólida tríada nuclear compuesta por misiles balísticos intercontinentales Minuteman III con base en tierra, bombarderos con capacidad nuclear B-52 Stratofortress y B-2 Spirit, con la entrada en servicio del B-21 Raider, y submarinos de misiles balísticos de la clase Ohio armados con misiles Trident II D5. Ello proporciona a Washington un arsenal de sistemas diversos, flexibles y con capacidad de supervivencia.
Pero con la reciente demostración de China, las armas exhibidas se postulan como el “’as” estratégico del gigante asiático para salvaguardar la soberanía del país. Se cree que China tendrá más de 1.000 ojivas nucleares operativas en 2030, en línea con su objetivo de garantizar que la modernización del Ejército Popular de Liberación esté “básicamente completa” ese año. Tales afirmaciones fueron calificadas por Estados Unidos como un “hito importante” para el líder chino, Xi Jinping, que quiere lograr un ejército de “categoría mundial” para 2049.
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