La Organización de Cooperación de Shanghái (OSC) celebró en la ciudad portuaria de Tianjin su cumbre más grande desde su fundación en 2001. Con la presencia de líderes de China, Rusia, India, Irán, Bielorrusia y varias repúblicas de Asia Central, el encuentro mostró el objetivo de Beijing: proyectar a la OSC como una plataforma para consolidar un orden multipolar alternativo al liderazgo de Estados Unidos y sus aliados occidentales.
Xi Jinping y la narrativa de la multipolaridad
El presidente Xi Jinping buscó posicionarse como anfitrión de un foro capaz de articular nuevas reglas de gobernanza internacional. Durante su discurso, presentó la Iniciativa de Gobernanza Global, en la que cuestionó lo que definió como “mentalidad de Guerra Fría” y “prácticas de bullying” de Occidente. Además, anunció la creación de plataformas de cooperación en inteligencia artificial, economía digital, energías renovables e innovación tecnológica, junto con un plan de apoyo educativo para estudiantes de los países miembros.

Beijing también confirmó la puesta en marcha del Banco de Desarrollo de la OSC, que funcionará como brazo financiero multilateral para proyectos de infraestructura y comercio. Con este paso, China amplía el alcance de sus mecanismos paralelos a instituciones dominadas por Occidente, como el Banco Mundial o el FMI.
Rusia busca respaldo, India marca distancia
El presidente ruso Vladimir Putin utilizó la cumbre para insistir en que la guerra en Ucrania es consecuencia de “un golpe respaldado por Occidente” y para agradecer el apoyo de China e India. Moscú intenta mostrar que no está aislado pese a las sanciones occidentales y que conserva espacio en foros internacionales.
Sin embargo, India mantuvo una postura propia. El primer ministro Narendra Modi destacó la cooperación con China tras años de tensiones, pero se negó a respaldar posiciones que legitimen la ofensiva rusa en Ucrania o las reivindicaciones chinas en Taiwán y el Mar de la China Meridional. Nueva Delhi apuesta a balancear sus lazos con Moscú y Beijing sin comprometer su margen de maniobra frente a Occidente.

De foro regional a bloque global
Desde su nacimiento como mecanismo de seguridad entre China, Rusia y repúblicas centroasiáticas, la OSC se transformó en un espacio ampliado con diez miembros plenos, entre ellos Irán y Bielorrusia, incorporados en 2023 y 2024. El desafío actual es pasar de una instancia de diálogo a un mecanismo funcional con resultados concretos.
La Declaración de Tianjin y la estrategia de desarrollo 2026-2035 marcan ese camino, con un paquete de 24 acuerdos sobre seguridad, economía y cooperación humanitaria. El énfasis de China es claro: convertir a la OSC en una alternativa visible frente al orden euroatlántico, sumando también a países observadores como Egipto, Nepal y varias naciones del sudeste asiático.
Te puede interesar: Crece la rivalidad financiera entre China y EE. UU. tras el repunte del yuan frente al dólar












