El presidente estadounidense Donald Trump habría sugerido la participación de China en una misión de fuerzas de paz para supervisar una zona desmilitarizada en Ucrania, una idea que inicialmente habría sido planteada por Rusia. La propuesta, discutida en una reunión en la Casa Blanca con líderes europeos y el presidente Volodímir Zelenski, contempla la creación de un marco de seguridad postconflicto que involucra a potencias globales. Sin embargo, Kiev rechaza de plano cualquier presencia militar china, señalando el apoyo de Pekín a Moscú durante la invasión y acusándolo de facilitar drones, armas y reclutamiento de combatientes para el frente.
China y Rusia, actores clave en la negociación
Según fuentes cercanas a las negociaciones, Donald Trump propuso que China enviara fuerzas de paz para supervisar una posible zona neutral en Ucrania como parte de un acuerdo para poner fin al conflicto. La iniciativa, inspirada en una propuesta previa de Rusia, implicaría que potencias como EE.UU., Reino Unido, Francia, China y Rusia actuaran como garantes de seguridad. Sin embargo, Kiev considera inviable cualquier esquema en el que Moscú pueda ejercer veto sobre operaciones militares en caso de nuevas agresiones, lo que complica la aceptación de la propuesta.

El presidente Volodímir Zelenski ha rechazado públicamente cualquier despliegue de fuerzas de paz chinas, alegando que Pekín no solo no ayudó a detener la guerra, sino que además brindó apoyo logístico y tecnológico a Rusia. Según la inteligencia ucraniana, más de 150 ciudadanos chinos se habrían incorporado a las filas rusas y se habrían suministrado componentes esenciales para drones y armamento. Mientras tanto, países como Turquía han mostrado disposición a integrar una eventual misión de paz, buscando un papel más activo en la seguridad regional y ganando el respaldo de varios socios europeos.
La visita de Putin a China eleva la presión sobre Kiev
La visita de Vladímir Putin a China se produce en un momento clave para las conversaciones sobre la guerra en Ucrania y la propuesta de Donald Trump de incluir tropas chinas como fuerzas de paz. Durante casi una semana, Putin y Xi Jinping discutirán su estrategia común frente a Occidente, reforzando la coordinación política, militar y económica entre Moscú y Pekín. Con un comercio bilateral que superó los 240.000 millones de dólares en 2024 y la discusión sobre proyectos energéticos como el gasoducto Power of Siberia-2, Rusia busca asegurar el respaldo económico chino, mientras que Pekín aprovecha la oportunidad para consolidar su rol como actor indispensable en cualquier acuerdo de seguridad regional.

Este fortalecimiento de la alianza sino-rusa complica aún más el panorama para Kiev. Mientras Trump explora fórmulas que podrían otorgar a China un papel central en la supervisión de un eventual acuerdo, Ucrania desconfía de cualquier participación de Pekín por su apoyo logístico y tecnológico a Rusia, incluyendo la provisión de hasta el 90% de los semiconductores y componentes clave para su maquinaria militar. Para Kiev y sus aliados europeos, la visita de Putin a China confirma que las negociaciones de paz enfrentarán obstáculos mucho mayores de los anticipados.
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