Los gobiernos de Reino Unido, Francia y Alemania (E3) iniciaron formalmente el mecanismo de “snapback” para reimponer las sanciones de Naciones Unidas sobre Irán, levantadas tras el acuerdo nuclear de 2015. La decisión llega en un contexto de escalada regional marcada por ataques cruzados entre Estados Unidos e Israel con fuerzas iraníes, y podría profundizar la crisis de no proliferación en Medio Oriente.
El procedimiento, activado a través de una carta presentada al Consejo de Seguridad de la ONU, abre una ventana de 30 días para definir si las sanciones suspendidas desde el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) se reestablecen automáticamente. Los tres países europeos justificaron la medida señalando que Irán incumplió de manera “clara y deliberada” los compromisos asumidos, acumulando uranio enriquecido en niveles cercanos a grado militar sin justificación civil.
Bruselas endurece su postura ante el estancamiento diplomático
El endurecimiento de la posición europea ocurre tras meses de advertencias a Teherán para alcanzar una “solución diplomática” antes de agosto. Según el canciller británico David Lammy, se ofreció a Irán una extensión del alivio de sanciones bajo condiciones específicas, pero Teherán no habría mostrado “ningún esfuerzo sustantivo” para cumplirlas.

La decisión cuenta con el respaldo inmediato de Estados Unidos. Un portavoz del secretario de Estado Marco Rubio afirmó que Washington “apoya plenamente” la medida del E3 y se compromete a trabajar en conjunto para completar el proceso. Al mismo tiempo, aseguró que Estados Unidos mantiene la disposición a un diálogo directo con Teherán para alcanzar una “resolución pacífica y duradera”.
Reacción de Irán y apoyo de Rusia y China
Irán rechazó de plano la decisión, calificándola de “injustificada” y “sin base legal”. El ministro de Relaciones Exteriores, Abbas Araghchi, advirtió que la medida “socavará gravemente” la cooperación con la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) y será respondida “con acciones apropiadas”.
En paralelo, Rusia y China expresaron su condena. Moscú acusó a los europeos de “dinamitar” el acuerdo de 2015 y responsabilizó a Estados Unidos y sus aliados del colapso del marco negociado. Pekín, por su parte, consideró la activación del mecanismo como una acción “no constructiva” que pone en riesgo los intentos de alcanzar una salida política y diplomática.

Amenaza de salida del TNP y consecuencias estratégicas
La tensión escaló aún más cuando parlamentarios iraníes anunciaron que avanzarán con un proyecto de ley para retirar al país del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), pilar del régimen global de control de armas atómicas. Una eventual salida de Irán del TNP supondría un golpe sin precedentes al sistema de no proliferación y podría acelerar su programa nuclear hacia fines militares.
El presidente iraní Masoud Pezeshkian, en declaraciones televisivas, insistió en que “Irán no busca la guerra”, pero advirtió que responderá con fuerza a cualquier agresión de Estados Unidos o Israel. “Ellos buscan dividir y destruir a Irán, pero ningún iraní lo permitirá”, afirmó.
Una crisis con impacto global
La reimposición de sanciones amenaza con agravar la ya golpeada economía iraní, sometida a años de aislamiento financiero y restricciones comerciales. También refuerza la dinámica de confrontación entre Teherán y las potencias occidentales, mientras la región vive una fase crítica con la intensificación de ataques israelíes en Gaza y las recientes operaciones militares estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes.
La activación del “snapback” confirma el deterioro de los marcos multilaterales de control nuclear y coloca al Consejo de Seguridad de la ONU en el centro de una disputa que puede definir el futuro inmediato del programa nuclear iraní.
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