La histórica victoria de Los Pumas sobre los All Blacks en el Rugby Championship volvió a poner a la Argentina en el centro de la escena internacional. El seleccionado acumula cuatro triunfos frente al equipo neozelandés en los últimos cinco años, una marca que lo coloca entre las potencias del deporte. Pese a estos resultados y a su consolidado recorrido en los Mundiales de Rugby, donde se mantuvo de forma constante entre los mejores cinco equipos del torneo y obtuvo un tercer puesto en 2007, manteniéndose entre los diez mejores del ranking, la Argentina aún no ha tenido la oportunidad de ser sede de una Copa del Mundo.

La decisión de World Rugby fue interpretada por muchos como una apuesta al mercado antes que al mérito deportivo.
El contraste con Estados Unidos
Estados Unidos, con escaso arraigo en el rugby y sin selecciones competitivas a nivel mundial, será el anfitrión de un torneo que históricamente se ha disputado en naciones con tradición ovalada como Sudáfrica, Inglaterra, Francia, Nueva Zelanda, etc.
La elección contrasta con el peso que la Argentina ha ganado en los últimos años, no solo por el rendimiento de Los Pumas, sino también por el crecimiento del Súper Rugby Américas, que reunió a franquicias sudamericanas y generó mayor exposición internacional.
El exentrenador de Los Pumas, Michael Cheika, subrayó esta paradoja al señalar que un Mundial en Sudamérica, con la Argentina como base, daría un verdadero impulso al rugby global.

Milei y la posibilidad política de un Mundial en Argentina
Cheika también vinculó la posibilidad de un futuro Mundial en la Argentina con el clima político actual. Según el australiano, el gobierno de Javier Milei en la actualidad podría ofrecer mejores condiciones de estabilidad económica y de gestión internacional que las administraciones anteriores, siendo un terreno fértil para albergar el torneo. La infraestructura existe, lo que debe existir ahora es voluntad política.

De concretarse, Argentina no solo se consolidaría como epicentro del rugby en Sudamérica, sino que marcaría un contrapunto con Estados Unidos, donde la organización de la Copa del Mundo responde más a un cálculo comercial que a una tradición real en el deporte. Al igual que en el fútbol con Qatar en 2022 y Estados Unidos el año que viene, se deberá discutir seriamente si se debe primar la logística por sobre la pasión cultural por el deporte y el fervor del ambiente.
Te puede interesar: Argentina y Estados Unidos entre aranceles, seguridad y nuevas condiciones bilaterales












