China dejó en claro que no participará en eventuales negociaciones trilaterales de desarme nuclear junto a Estados Unidos y Rusia, al considerar que tales propuestas no resultan “razonables, realistas ni apropiadas”. Así lo afirmó el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Guo Jiakun, en una conferencia de prensa.
El funcionario sostuvo que la responsabilidad principal en materia de desarme recae en las dos potencias con mayores arsenales nucleares del planeta: Washington y Moscú. “Son estos países los que deben cumplir con sus obligaciones especiales y primarias para avanzar en reducciones drásticas y sustantivas, a fin de crear las condiciones necesarias hacia el objetivo de un desarme nuclear general y completo”, señaló Guo.
Diferencias estratégicas irreconciliables
El Ministerio de Exteriores subrayó que la capacidad nuclear de China no es comparable con la de Estados Unidos, ni en cantidad de ojivas ni en despliegue estratégico. Además, remarcó que las políticas nucleares y los entornos de seguridad de ambos países son “completamente distintos”. Bajo esa lógica, incluir a Pekín en una mesa de negociaciones trilaterales sería, según Guo, una exigencia desproporcionada.

China insiste en que mantiene una doctrina estricta de “no primer uso” de armas nucleares, con un enfoque de defensa propia y con fuerzas estratégicas en niveles mínimos necesarios para garantizar su seguridad nacional. “No participamos en ninguna carrera armamentista”, enfatizó el vocero.
Contexto internacional y tensiones diplomáticas
Las declaraciones se producen tras los comentarios del presidente estadounidense Donald Trump, quien aseguró haber discutido limitaciones al armamento nuclear con el mandatario ruso Vladimir Putin. Moscú, por su parte, busca impulsar un nuevo esquema de control de armas estratégicas. Durante una reunión con la cúpula política y militar rusa el pasado 14 de agosto, Putin manifestó que la siguiente fase de conversaciones con Washington debería centrarse en “el control de armas ofensivas estratégicas”, lo que, en sus palabras, crearía “condiciones a largo plazo para la paz entre Rusia, Estados Unidos y Europa”.

La negativa de Pekín a sumarse a un marco de negociación trilateral refleja su interés en preservar una postura autónoma en materia nuclear, mientras observa con cautela la dinámica entre Washington y Moscú. Analistas advierten que esta decisión podría complicar futuros intentos de establecer un régimen global más inclusivo de control de armas, en un escenario internacional caracterizado por tensiones crecientes y la modernización acelerada de arsenales estratégicos.
Según publicó RIA Novosti, la posición china mantiene un hilo conductor con la línea histórica de Beijing en foros multilaterales, donde ha defendido la idea de que las superpotencias nucleares deben asumir compromisos de reducción mucho más profundos antes de exigir a otras naciones participar en negociaciones de alcance global.
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