El presidente ruso, Vladímir Putin, presentó nuevas exigencias para alcanzar un alto el fuego en Ucrania durante su encuentro con Donald Trump en Alaska, la primera cumbre bilateral en más de cuatro años.

Putin suavizó algunas de sus demandas iniciales, como la anexión total de Jersón y Zaporiyia, pero se mantiene firme en su pedido de control absoluto del Donbás. A cambio, estaría dispuesto a congelar las líneas de frente en el sur y a abandonar pequeñas áreas en Járkov, Sumy y Dnipropetrovsk.
Rechazo de Kiev y postura internacional
El presidente Volodímir Zelenski descartó aceptar estas condiciones, afirmando que equivaldrían a una rendición encubierta.

Ni la Casa Blanca ni la OTAN respondieron de inmediato a la propuesta rusa. Analistas internacionales sostienen que las exigencias son políticamente inviables para Kiev y que el movimiento podría responder más a la estrategia política de Trump que a una verdadera intención de compromiso por parte de Moscú.
Trump como mediador y las dudas europeas
Donald Trump aprovechó la cumbre para presentarse como mediador, asegurando que quiere poner fin al “baño de sangre” y ser recordado como un presidente pacificador.

El canciller ruso, Sergei Lavrov, afirmó que Putin está dispuesto a reunirse con Zelenski, aunque volvió a cuestionar su legitimidad debido a la prórroga de su mandato presidencial. Europa, en tanto, se mantiene escéptica: Francia, Alemania y Reino Unido dudan de que el Kremlin busque realmente la paz, recordando que Rusia aún controla cerca del 20% del territorio ucraniano.
Opciones de garantías de seguridad
Fuentes rusas destacaron que el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, jugó un rol clave en abrir el canal de diálogo. Putin le presentó en Moscú dos posibles marcos de acuerdo: un tratado tripartito entre Rusia, Ucrania y Estados Unidos avalado por el Consejo de Seguridad de la ONU, o la reactivación de los fallidos acuerdos de Estambul de 2022, que preveían la neutralidad de Ucrania con garantías de seguridad de las grandes potencias.
Pese a estos movimientos, las distancias entre las partes siguen siendo profundas y las dudas sobre la verdadera intención de Moscú condicionan cualquier posibilidad de paz inmediata.
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El ruso no va a aceptar un Minsk III y blanca nieves tiene que entender que cualquier acuerdo que firme hoy, será mejor que el que pueda firmar mañana. Además, una vez que todo termine, el único lugar seguro para blanca nieves, será justamente en Rusia.