El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su par ruso, Vladímir Putin, iniciaron hoy en la base conjunta Elmendorf–Richardson (JBER) una cumbre de alto riesgo centrada en explorar una salida negociada a la guerra en Ucrania. La reunión, la primera cara a cara entre ambos en seis años y la primera visita de Putin a suelo estadounidense en una década, arrancó con un saludo en pista y un despliegue de protocolo excepcional, en medio de fuertes expectativas y recelos en Kiev y en capitales europeas.
Aunque el objetivo declarado de la Casa Blanca es alcanzar un alto el fuego “rápido”, Ucrania no fue invitada a esta instancia inicial, lo que alimentó temores de un acuerdo que congele líneas de frente en términos desfavorables para Kyiv. Trump intentó moderar esas inquietudes antes de despegar hacia Alaska: dijo que eventuales “intercambios territoriales” pueden ser parte de la discusión, pero que esa decisión corresponde a Ucrania y que él “no está aquí para negociar por Ucrania”. Marcó además que su vara de éxito inmediato es detener la matanza “hoy”
La cumbre se desarrolla en formato reducido y luego ampliado (“cinco contra cinco”). Del lado estadounidense, participan el secretario de Estado, Marco Rubio; los secretarios del Tesoro, Scott Bessent, y de Comercio, Howard Lutnick; el secretario de Defensa, Pete Hegseth; la jefa de Gabinete, Susie Wiles; y el enviado especial para Rusia, Steve Witkoff, entre otros. Moscú está representado, entre otros, por el asesor de política exterior, Yuri Ushakov y el canciller Serguéi Lavrov. El asesor ucraniano Keith Kellogg quedó fuera de la comitiva por objeciones rusas, según reportes citados por medios estadounidenses.
Horas antes del encuentro, Volodímir Zelenski reiteró que “es tiempo de terminar la guerra” y que Ucrania evaluará cualquier resultado en función de tres criterios: alto el fuego inmediato, coordinación de los pasos siguientes con Kiev y Europa, y un mensaje claro de que apoyar a Rusia implica aislamiento y pérdida de acceso a mercados. También denunció ataques rusos en Sumy, Dnipropetrovsk, Zaporiyia, Jersón y Donetsk en la antesala de la cumbre.

En paralelo, Trump confirmó una llamada con Alexandr Lukashenko, el aliado más cercano de Putin, en la que —según dijo— trataron la posible liberación de 1.300 presos políticos y la visita de Putin a Alaska. La Presidencia bielorrusa también informó del contacto.
La señal política de la jornada es inequívoca: Putin quiebra la lógica de aislamiento aplicada por Washington durante la administración previa al ser recibido en territorio estadounidense. “El mero hecho de la cumbre ya es un triunfo simbólico para el Kremlin”, evaluaron analistas consultados por la prensa internacional. En ese marco, el Kremlin no espera la firma de documentos hoy y anticipa que, si hay avances, se delimitará luego el alcance de futuros acuerdos.
Lo que está en juego
Cese de hostilidades y garantías de seguridad. Trump dejó entrever que, si esta cita produce señales positivas, buscará un segundo encuentro trilateral con Zelenski (y eventualmente líderes europeos) para discutir garantías de seguridad —posiblemente alternativas a la membresía plena de la OTAN— y mecanismos de verificación de un alto el fuego. Moscú ha insinuado que un “congelamiento” en líneas actuales, acompañado por compromisos sobre la no expansión de la OTAN y alivio paulatino de sanciones, podría ser un punto de partida; Kiev lo rechaza por consolidar la ocupación.

Agenda amplia y fichas de negociación. Además de Ucrania, ambas delegaciones incluyeron temas económicos y de seguridad global. Reuters reportó discusiones internas en Washington sobre uso de rompehielos rusos para proyectos energéticos en Alaska como moneda de cambio potencial, y fuentes rusas mencionaron control de armamentos como área donde Putin podría ofrecer un gesto.
Contexto de guerra en el terreno. La reunión llega con la línea del frente bajo presión en Donetsk, donde fuerzas rusas avanzaron esta semana hacia el eje Dobropillia–Kramatorsk y pusieron foco en el sector de Pokrovsk, el más activo del conflicto desde marzo. Autoridades ucranianas afirman haber estabilizado el área tras un empuje ruso de hasta 10 km y haber desplegado refuerzos para evitar una ruptura operacional.

Señales políticas a seguir
- Si hay alto el fuego y con qué condiciones: verificación, cronograma, compromisos sobre tránsito de armas y ataques a infraestructura. Los mercados ya descuentan que los detalles y la durabilidad del acuerdo serán determinantes.
- Hoja de ruta para una cumbre trilateral con Zelenski y, eventualmente, participación europea.
- Vinculación entre alivios económicos (sanciones, comercio, energía) y pasos de cumplimiento rusos; qué se deja explícito y qué queda en comprensión política.
- Armas y control estratégico: si aparece un mandato para negociar un nuevo marco de control de armamentos que reemplace los instrumentos en extinción.
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