Las disputas marítimas de China pasaron de diferendos históricos a una de las tensiones geopolíticas más persistentes de Asia. En el Mar de China Meridional, los reclamos de Pekín—originalmente plasmados en la línea de “nueve guiones”—se superponen con los de países como Filipinas, Vietnam, Malasia, Brunéi y Taiwán. Una cronología detallada compilada por el Council on Foreign Relations (CFR) muestra cómo, desde finales del siglo XIX, las fricciones evolucionaron con fases de diplomacia, incidentes en el mar y una creciente militarización.

En el plano jurídico, el punto de inflexión fue el laudo del Tribunal Arbitral de 2016 en La Haya, iniciado por Filipinas bajo la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar (UNCLOS). El tribunal determinó que no existe base legal para que China reclame “derechos históricos” sobre la mayor parte del Mar de China Meridional y que varias formaciones de las Spratly no generan una zona económica exclusiva. China rechazó el proceso y la decisión, lo que dejó un vacío entre la letra del derecho internacional y la práctica sobre el terreno.
Lo cierto es que la dinámica reciente acentúa ese desajuste, de acuerdo a expertos de CFR. En 2024 se registraron nuevas colisiones y maniobras de riesgo entre embarcaciones chinas y filipinas cerca de Ayungin/Second Thomas Shoal y Sabina Shoal, sin heridos pero con daños materiales, en el contexto del sostenido hostigamiento a misiones de reabastecimiento filipinas. Manila reiteró que no empleará la fuerza y que privilegiará la vía diplomática, mientras fortalece su coordinación con socios externos.

En este contexto, la dimensión política y simbólica también se intensificó con la difusión en 2023 de un “mapa de diez guiones”, que amplía la proyección de los reclamos al este de Taiwán. La publicación generó protestas diplomáticas de varios países del Sudeste Asiático e India, que la consideran incompatible con el derecho del mar y con sus propias ZEE. El gigante asiático argumentó que se trataba de una actualización cartográfica rutinaria.
En paralelo, la arquitectura de seguridad regional se ajustó. En abril de 2024, Estados Unidos, Japón y Filipinas reafirmaron su cooperación marítima, subrayando la libertad de navegación y sobrevuelo conforme a la UNCLOS. Este respaldo aumenta el costo de la coerción en áreas disputadas, pero también eleva el riesgo de errores de cálculo cuando buques o aeronaves operan a distancias mínimas. El CFR sintetiza que, sin un mecanismo de gestión de incidentes robusto y sin avances en un código de conducta vinculante con ASEAN, Asia seguirá expuesta a episodios de alto voltaje con potencial impacto global en comercio y seguridad.
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