La Casa Blanca y el Kremlin afinan los últimos detalles para la cumbre que reunirá este viernes en Alaska al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y a su homólogo ruso, Vladímir Putin, en un intento de alcanzar un acuerdo que ponga fin a más de tres años de guerra en Ucrania. El encuentro se desarrolla en medio de versiones sobre un posible arreglo territorial que podría formalizar la ocupación rusa de amplias zonas del país.
Fuentes diplomáticas y mediáticas coinciden en que el formato de la reunión excluye tanto al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, como a líderes europeos, lo que ha encendido alarmas en Kiev, Bruselas y varias capitales aliadas. Los gobiernos europeos emitieron un comunicado conjunto recordando que “la paz en Ucrania no puede decidirse sin Ucrania” y que “las fronteras internacionales no deben modificarse por la fuerza”.

El factor “land swap” y el riesgo de un acuerdo impuesto
El escenario más temido por Kiev y sus socios europeos es que Trump y Putin alcancen un entendimiento basado en un “intercambio de tierras” o land swap. Según el análisis de Gideon Rachman en el Financial Times, esto implicaría que Ucrania ceda de facto territorios hoy bajo control ruso —Lugansk, Donetsk, Zaporiyia, Jersón y Crimea— congelando la línea de frente actual y otorgando a Moscú control permanente sobre casi una quinta parte del país.
Aunque la Constitución ucraniana prohíbe expresamente renunciar a territorio, Zelenski habría admitido ante líderes europeos la posibilidad de aceptar un reconocimiento informal de la ocupación rusa como “dolorosa, pero aceptable” concesión, siempre que se preserve la independencia y las instituciones democráticas del país.

Sin embargo, para Putin este escenario podría no ser suficiente. Analistas señalan que, más allá del territorio, el objetivo estratégico del Kremlin sigue siendo neutralizar a Ucrania como Estado soberano, subordinando política y militarmente a Kiev.
La visión de Washington y el papel de Trump
El secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth, afirmó en Fox News que Trump “ha cambiado las reglas del juego” y ha creado “las condiciones para un acuerdo negociado”. Reconoció, no obstante, que habrá concesiones “con las que nadie estará completamente satisfecho”.

Trump ha reiterado que su meta es “recuperar algo de territorio para Ucrania” y que el encuentro en Alaska será una “reunión exploratoria” para medir si Putin está dispuesto a un alto el fuego. El mandatario estadounidense adelantó que informará primero a Zelenski de cualquier propuesta “justa” y luego a los líderes europeos.
El vicepresidente estadounidense, JD Vance, coincidió en que el resultado podría dejar insatisfechas a ambas partes, pero defendió la importancia de intentar un arreglo.
Resistencia europea y rechazo ucraniano
Líderes como la vicepresidenta de la Comisión Europea, Kaja Kallas, insisten en que Ucrania debe estar presente en cualquier negociación, advirtiendo que un acuerdo impuesto no sería implementable. El primer ministro británico, Keir Starmer, y su par canadiense, Mark Carney, acordaron mantener una coordinación estrecha con Trump y Zelenski para garantizar que Kiev no quede al margen.
Por su parte, Zelenski ha calificado cualquier entendimiento sin participación ucraniana como una “decisión muerta” y citó informes de inteligencia que descartan señales de que Moscú esté preparado para detener las hostilidades.

Implicancias estratégicas
Esta cumbre marca la primera visita de Putin a EE.UU. desde 2015 y se produce en un momento en que Rusia mantiene su control sobre zonas estratégicas del este y sur de Ucrania, mientras refuerza su posición en el campo de batalla gracias a su superioridad en recursos y personal.
Para Washington, un eventual acuerdo podría reconfigurar el mapa de seguridad en Europa del Este y el equilibrio de poder con China, pero también generaría fricciones con aliados si se percibe que el resultado sacrifica principios fundamentales del derecho internacional.
Te puede interesar: Rusia confirma que desarrolló misiles balísticos y de crucero mientras regía una moratoria con Estados Unidos, contando con un “importante” arsenal













