Rusia posee un importante arsenal de misiles balísticos y de crucero de alcance corto e intermedio, según ha confirmado recientemente el viceministro de Asuntos Exteriores, Sergei Ryabkov, ya que el país continuó desarrollando este tipo de sistemas pese al Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) con Estados Unidos que lo impedía. Si bien Washington se retiró del INF en 2019 -acuerdo que no permitía el despliegue de este tipo de armas-, Rusia mantuvo una moratoria unilateral para mantener la disposición del tratado, siempre y cuando Estados Unidos tampoco lo hiciera.

Pero Moscú puso fin a esta moratoria el pasado 4 de agosto, afirmando que ya no se consideraba vinculado a las restricciones debido a las recientes acciones de Estados Unidos. Para Rusia, se trató de una “respuesta forzada” tras las medidas adoptadas por Occidente en general.
Las declaraciones desde Rusia
Ryabkov especificó que la moratoria sólo se aplicaba al despliegue, pero no prohibía que el país prosiguiera la investigación y el desarrollo de los sistemas. “Cuando se anunció la moratoria, dejamos claro que sólo se aplicaba al despliegue, y no mencionamos ninguna interrupción de las actividades (de investigación y desarrollo). Así que este tiempo se utilizó para desarrollar los sistemas adecuados y construir un arsenal bastante importante en este ámbito. Según tengo entendido, ahora lo poseemos”, declaró en una entrevista a la emisora estatal Rossiya-1.

Ahora que se confirmó el desarrollo de misiles en medio de la moratoria, la preocupación internacional comenzó a surgir, específicamente sobre la estabilidad del control de armamentos y la posible concreción de una carrera armamentística nuclear a escala mundial.
Sobre el INF y sus límites
Cabe recordar que el tratado citado por Rusia se firmó entre la Unión Soviética y Estados Unidos en 1987. En pocas palabras, obligaba a ambos Estados a eliminar y renunciar permanentemente a todos sus misiles balísticos y de crucero, tanto nucleares como convencionales, con un alcance de entre 500 y 5,500 kilómetros y lanzados desde tierra. Surgió en un contexto de tensión durante la Guerra Fría, donde las superpotencias rivales mantenían una inestable relación y de constante amenaza mutua.

El acuerdo fue firmado por los entonces presidentes Ronald Reagan y Mijaíl Gorbachov, y se consideró en su momento como una “señal de alivio” para ambos Estados, pero también para el sistema internacional en su conjunto. Principalmente porque detallaba las zonas de despliegue, las bases de operaciones de misiles, su ubicación y la cantidad, que debían ser restringidos o eliminados para alcanzar la “tranquilidad”, incluyendo los lanzadores de los misiles, las estructuras y equipos de apoyo asociados a ellos.
Pero Trump durante su primer mandato optó por retirarse del INF en 2019, alegando supuestas violaciones que Rusia negó. Esta posibilidad estaba contemplada en el Artículo 15 del Acuerdo, afirmando: “Cada Parte, en ejercicio de su soberanía nacional, tendrá derecho a denunciar este Tratado si considera que acontecimientos extraordinarios relacionados con el objeto del mismo han puesto en peligro sus intereses supremos. Notificará su decisión de denuncia a la otra Parte seis meses antes de la denuncia. Dicha notificación incluirá una declaración de los acontecimientos extraordinarios que la Parte notificante considere que han puesto en peligro sus intereses supremos”.
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