En la antesala de la cumbre prevista para el 15 de agosto en Alaska entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladímir Putin, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski reafirmó que Kiev no aceptará ninguna cesión territorial como parte de un eventual acuerdo de paz. La declaración llega en un momento de intensas negociaciones y versiones encontradas sobre los términos que podrían discutirse en la reunión, incluida la posibilidad de un intercambio de territorios.
Trump anunció que las partes —incluyendo a Zelenski— están “cerca” de un alto el fuego que pondría fin a tres años y medio de guerra. Según el mandatario estadounidense, la propuesta contemplaría “un intercambio de territorios para beneficio de ambos lados”, lo que ha generado preocupación en Kiev y en varias capitales europeas.
El Kremlin confirmó oficialmente la cumbre, destacando que el objetivo será “explorar opciones para alcanzar una solución pacífica de largo plazo” al conflicto. Sin embargo, funcionarios ucranianos y europeos advierten que cualquier negociación que excluya a Ucrania sería inaceptable. “Las decisiones sin Ucrania son decisiones contra la paz”, enfatizó Zelenski en un mensaje a la nación.

Posiciones irreconciliables sobre el territorio
Putin reclama como parte de Rusia las regiones de Luhansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, además de Crimea, anexionada en 2014. Pese a estas reivindicaciones, Moscú no controla plenamente todo el territorio reclamado. Informes de Bloomberg —no confirmados por la Casa Blanca ni el Kremlin— sugieren que el borrador de un acuerdo podría reconocer de facto la ocupación rusa a cambio de un cese de hostilidades.
Zelenski, respaldado por la Constitución y la opinión pública ucraniana, ha reiterado que “los ucranianos no regalarán su tierra al ocupante” y que cualquier pacto que suponga renunciar alrededor de una quinta parte del territorio nacional sería políticamente inviable.

Europa busca un rol en la negociación
Paralelamente, el vicepresidente estadounidense JD Vance se reunió en Reino Unido con representantes ucranianos y europeos para discutir alternativas. Según el Wall Street Journal, los europeos presentaron una contraoferta que exige un alto el fuego previo a cualquier otro paso, intercambios de territorio solo de forma recíproca y garantías de seguridad verificables.
Líderes como Emmanuel Macron, Friedrich Merz y Keir Starmer subrayaron que el futuro de Ucrania no puede decidirse sin la participación de Kiev. “La seguridad europea está directamente en juego”, advirtió Macron.

Avances inciertos y tensiones estratégicas
Pese a las señales de diálogo, analistas como Tatiana Stanovaya, del Carnegie Russia Eurasia Center, advierten que cualquier acuerdo podría ser temporal y dejar a Ucrania en una posición estratégica debilitada. En paralelo, el frente de más de 1.000 km sigue activo, con combates intensos en el este y el sur.
Trump, que ha alternado gestos de admiración y críticas hacia Putin desde su regreso a la Casa Blanca en enero, ha amenazado con nuevas sanciones y aranceles contra Moscú y sus socios comerciales si no se alcanza un cese del fuego. Esta semana, impuso un arancel adicional del 25% a productos de India por sus compras de petróleo ruso, en un claro mensaje de presión.
Mientras tanto, Zelenski ha intensificado contactos con aliados europeos para coordinar posiciones antes de la cumbre de Alaska, insistiendo en que la única paz aceptable es aquella que respete la integridad territorial de Ucrania.
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