En un contexto de creciente tensión en la península coreana, Corea del Sur y Estados Unidos anunciaron el inicio de los ejercicios militares conjuntos Ulchi Freedom Shield 2025, una de las maniobras anuales más relevantes para la defensa regional, que este año estará marcada por importantes ajustes en su estructura operativa y un enfoque reforzado en escenarios de amenaza nuclear.
Los ejercicios se desarrollarán entre el 18 y el 28 de agosto, aunque la mitad de las maniobras de campo —20 de un total de 40— serán reprogramadas para septiembre, según informaron el Estado Mayor Conjunto surcoreano y las Fuerzas Armadas estadounidenses destacadas en la región. Esta modificación se justificó oficialmente por las condiciones climáticas extremas, pero analistas coinciden en que responde también a un intento deliberado de Seúl por reducir la fricción con Pyongyang sin debilitar su postura disuasiva.

Maniobras adaptadas a amenazas nucleares
El vocero del Estado Mayor surcoreano, coronel Lee Sung-jun, explicó que el ejercicio mantendrá su escala general en comparación con años anteriores y que el componente central de comando y simulación computarizada continuará según lo previsto. Participarán aproximadamente 18.000 efectivos surcoreanos y varios miles de tropas estadounidenses. Las maniobras incluirán escenarios de respuesta ante un eventual lanzamiento de misiles por parte de Corea del Norte, aunque no contemplan ejercicios específicos sobre ensayos nucleares.
Además, se pondrá a prueba la capacidad de respuesta a amenazas emergentes, incorporando tecnologías de última generación y lecciones aprendidas de conflictos recientes en Ucrania y Medio Oriente. La integración de armamento avanzado, ciberdefensa y estrategias de guerra híbrida refleja un cambio doctrinario que busca preparar a las fuerzas aliadas para un escenario de alta complejidad operativa.
Aunque oficialmente se negó cualquier motivación política en el cambio de calendario, la decisión coincide con señales de apertura por parte del gobierno del presidente surcoreano Lee Jae-myung, que intenta desescalar las tensiones con el régimen de Kim Jong-un. Entre otras medidas, Seúl ordenó recientemente el retiro de altoparlantes que emitían propaganda en la frontera y restringió el envío de panfletos hostiles desde territorio surcoreano, gestos que ya motivaron una respuesta de distensión por parte de Pyongyang, como el cese de interferencias radiales.

Respuestas desde el Norte y riesgos de escalada
No obstante, la respuesta de Corea del Norte ha sido hasta ahora hostil. Kim Yo-jong, hermana del líder norcoreano y figura clave en la estructura del régimen, criticó abiertamente las maniobras conjuntas, calificándolas como “ensayos de invasión” y reafirmando la negativa del Norte a dialogar con la actual administración de Seúl. Estas declaraciones incrementaron el temor a una nueva ronda de provocaciones militares, como lanzamientos de misiles o ejercicios de artillería cerca de la frontera.
Ante esta posibilidad, el vocero del Comando de las Fuerzas Armadas de EE.UU. en Corea, coronel Ryan Donald, subrayó que las maniobras mantienen un carácter puramente defensivo y tienen por objetivo fortalecer la postura disuasiva combinada. “Nuestro foco sigue siendo claro: mantener la paz y la seguridad en la península coreana”, afirmó.
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