Un informe difundido por el Canal 12 de Israel reveló que el primer ministro Benjamín Netanyahu presentaría ante el gabinete un nuevo plan para una ocupación parcial de la Franja de Gaza, centrado en la Ciudad de Gaza como etapa inicial. Según las filtraciones, el operativo contemplaría una evacuación masiva de civiles, alrededor de un millón de personas, antes de desplegar infraestructura humanitaria y lanzar una ofensiva militar focalizada.

La financiación del operativo alcanzaría los mil millones de dólares, en su mayoría provenientes de donaciones internacionales encabezadas por Washington. El objetivo declarado sería brindar asistencia humanitaria que evite el control de Hamás, mientras Israel mantenga el control territorial de la ciudad. Se espera que el presidente estadounidense, Donald Trump, anuncie públicamente esta colaboración en los próximos días.
Disputas internas y advertencias militares ante una posible ocupación total
El plan de Netanyahu parece responder a una estrategia de compromiso con el Jefe de Estado Mayor, teniente general Eyal Zamir, quien ha expresado su oposición a una ocupación total de Gaza.
Zamir advirtió que una acción de ese calibre podría arrastrar a Israel a una prolongada insurgencia, comprometer la seguridad de los soldados y poner en peligro a los rehenes. “Ocupar la Franja arrastraría a Israel a un agujero negro”, habría afirmado en reuniones privadas, mientras otros altos mandos compararon la posible escalada con el conflicto en Vietnam.

Esta nueva etapa de la ofensiva podría reactivar las conversaciones para el retorno de los rehenes y alinearse con un marco propuesto por Estados Unidos para una salida diplomática.
Fracaso del alto el fuego y advertencias de Hamás
La reunión del gabinete de seguridad prevista para el 7 de agosto marcaría el punto decisivo para la expansión del conflicto. La iniciativa surge tras el colapso de las negociaciones de alto el fuego en Doha, en las que Estados Unidos propuso una tregua de 60 días con la liberación parcial de rehenes y el envío de ayuda humanitaria.

Desde Hamás, las advertencias son explícitas. Un funcionario citado por el canal saudí Al Hadath aseguró que la entrada de las FDI en zonas donde se retienen rehenes los pondría en “peligro sin precedentes”. De hecho, seis rehenes israelíes fueron ejecutados por Hamás durante operativos anteriores en agosto de 2024, lo que refuerza las preocupaciones sobre una nueva incursión.
Crecen las críticas internas al gobierno israelí
La decisión de avanzar hacia una ocupación también enfrenta resistencia dentro del propio sistema de defensa israelí. El 3 de agosto, 19 exjefes de defensa firmaron una declaración conjunta exigiendo el fin del conflicto y el retorno de los rehenes. “Llevamos más de un año desde que podríamos haber terminado esta guerra con un logro operativo razonable”, afirmó Amos Malka, exjefe de inteligencia militar.

El 20 de julio, el jefe del Estado Mayor ordenó una reducción del 30 % en las fuerzas de reserva desplegadas en Gaza, Líbano y Cisjordania, evidenciando las limitaciones logísticas y humanas del Ejército.
Obstáculos persistentes para un alto el fuego duradero
Si bien tanto Israel como Hamás han manifestado estar abiertos a un alto el fuego, el principal obstáculo continúa siendo el desarme del grupo islamista. Israel condiciona cualquier acuerdo a que Hamás deponga las armas, una exigencia respaldada por la Liga Árabe en un comunicado del 29 de julio.

La posición de Washington respecto a la ofensiva israelí ha sido ambigua. Al ser consultado el 5 de agosto, el presidente Trump evitó una condena directa, afirmando que la decisión “dependerá en gran medida de Israel”. Esto sugiere un margen de acción para Netanyahu, aunque el respaldo internacional podría no ser incondicional si la situación humanitaria en Gaza continúa deteriorándose.
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