El pasado martes, Rusia anunció que ponía fin a las restricciones autoimpuestas al despliegue de los misiles contemplados en el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio, acuerdo firmado con Estados Unidos de 1987 del cual Washington se retiró en 2019. El contexto de incertidumbre preocupa a los expertos, que advierten sobre una nueva carrera nuclear entre los conocidos enemigos de la Guerra Fría.
Actualmente, sólo queda en pie el pacto de armas nucleares entre Moscú y Washington: el Nuevo START, que, según los expertos, está al borde del abismo. Además, podría expirar en febrero del próximo año.

Si bien el fin de este tipo de acuerdos sobre armas nucleares entre Washington y Moscú no implica necesariamente que se llegue a una guerra nuclear, tampoco la hace menos probable. Más aún, porque las tensiones entre ambos Estados son cada vez más latentes, pese a ser signatarios de tratados internacionales multilaterales de no proliferación.
¿Una historia que se repite?
Cabe recordar que el período de la Guerra Fría estuvo marcado por la amenaza de un conflicto nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética donde, en ocasiones, los países estuvieron al borde de atacarse mutuamente, como ocurrió con la crisis de los misiles de Cuba en el año 1962. Sin embargo, a partir de la década de 1970,comenzaron a dar pasos hacia la desescalada.

Según la Federación de Científicos Estadounidenses, hacia 1986, la Unión Soviética contaba con más de 40.000 cabezas nucleares, mientras que Estados Unidos tenía más de 20.000. Los acuerdos de no proliferación posteriores redujeron drásticamente los arsenales, aunque los números siguen preocupando al tablero internacional.
La misma Federación estimó en marzo de 2025 que Rusia tiene 5.459 cabezas nucleares desplegadas y no desplegadas. Estados Unidos, por su parte, tiene 5.177. Estos números, en conjunto, suponen alrededor del 87% de las armas nucleares del mundo.
Crecen las alertas
La línea divisoria entre la no proliferación y la amenaza de armas nucleares comenzó a difuminarse durante el primer mandato del actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, cuando se retiró del pacto citando violaciones rusas, que Moscú negó. En un principio, el Kremlin afirmó que respetaría sus disposiciones, pero el martes puso fin a estos compromisos.
El último tratado bilateral que quedaba -el Nuevo START, firmado en abril de 2010- expirará el 5 de febrero de 2026, y Rusia ya suspendió su participación tras la guerra con Ucrania. El fin de este tratado enciende las alarmas a nivel internacional, particularmente porque podrían aumentar las tensiones ya existentes entre los dos países, según los expertos.

Los analistas también destacan que estas decisiones también reflejan un interés más amplio por la adquisición de misiles de alcance intermedio convencionales, señalando el planeado despliegue estadounidense de tales misiles en Europa y el Pacífico, así como el uso de misiles por parte de Israel e Irán durante su reciente guerra. Además, las nuevas amenazas, como la creciente presencia de China, configuran nuevos escenarios a considerar.
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