La decisión del gobierno de Líbano de encargar al ejército la elaboración de un plan para centralizar el control de todas las armas del país provocó una fuerte respuesta de Hezbolá, que se niega a cualquier proceso de desarme sin consenso nacional. En un momento marcado por renovadas presiones de EE.UU. e Israel, el grupo armado libanés advirtió que responderá militarmente si se reanuda una guerra a gran escala. Mientras tanto, las autoridades libanesas debaten cómo avanzar con una estrategia que ponga fin al monopolio de armas por parte de Hezbolá, sin desencadenar una nueva crisis interna.
Líbano intenta recuperar el monopolio del uso de la fuerza
En un discurso televisado, Naim Qassem, secretario general de Hezbolá, dejó en claro que su organización no aceptará ningún calendario de desarme dictado por actores externos, y mucho menos mientras persistan las violaciones israelíes al alto el fuego firmado en noviembre de 2024. Qassem también advirtió que cualquier escalada militar israelí será respondida con contundencia, amenazando con “colapsar en una hora” la estabilidad lograda en los últimos ocho meses.

Mientras tanto, el gabinete libanés se reunió durante seis horas para debatir una hoja de ruta propuesta por EE.UU., que contempla el desarme total de Hezbolá a cambio del retiro de tropas israelíes y el cese de los ataques. Sin consenso aún, el primer ministro Nawaf Salam anunció que el ejército tendrá hasta fin de mes para presentar un plan que confine las armas a las fuerzas estatales. No obstante, la negativa de varios ministros chiitas y el temor a una nueva guerra civil ponen en duda la viabilidad de imponer esta medida sin agravar las divisiones sectarias en Líbano.
EE.UU. ejerce presión diplomática con condiciones estratégicas
Durante los últimos meses, EE.UU. ha intensificado su presión sobre las autoridades libanesas para avanzar con una solución concreta respecto al desarme de Hezbolá. Según las fuentes citadas por medios internacionales, el enviado estadounidense Thomas Barrack presentó en junio una propuesta que incluye un paquete de condiciones: el desarme total de Hezbolá a cambio del retiro de tropas israelíes de cinco puntos fronterizos en el sur de Líbano, además del cese completo de ataques aéreos israelíes. Como contrapartida, Líbano debería emitir una resolución oficial del gabinete comprometiéndose al proceso de desarme del grupo armado respaldado por Irán.

Sin embargo, la propuesta fue rechazada rotundamente por Hezbolá, que acusa a Washington de imponer una agenda que responde a los intereses de Israel y no a la soberanía nacional libanesa. El liderazgo político libanés, dividido entre evitar una crisis interna y responder a las presiones internacionales, busca una fórmula ambigua que permita ganar tiempo. Una de las proposiciones, realizada por el presidente del Parlamento, Nabih Berri, implica incluir en la resolución una mención a una futura estrategia nacional de defensa, sin comprometer explícitamente el desarme del grupo.
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